El bosque de la luz
Había una vez en lo más profundo del bosque, una pequeña niña llamada Sofía.
Sofía era diferente a los demás niños, ya que tenía la capacidad de ver en la oscuridad como un búho y amaba pasar las noches explorando el bosque bajo la luz de la luna. Una noche, mientras Sofía caminaba por el bosque, escuchó un suave llanto proveniente de un árbol. Al acercarse, descubrió a un pequeño búho atrapado entre las ramas.
Sin dudarlo, Sofía trepó al árbol y liberó al búho. - ¡Gracias por salvarme! - exclamó el búho con voz temblorosa. - No hay problema - respondió Sofía con una sonrisa -.
¿Cómo te llamas? - Me llamo Oliver y soy el guardián del bosque. Mi trabajo es velar por todos los animales durante la noche. Sofía quedó impresionada por las palabras del pequeño búho y decidió ayudarlo en su tarea nocturna.
Juntos recorrían el bosque protegiendo a los animales de cualquier peligro. Pero un día, mientras patrullaban por el bosque, se encontraron con algo inesperado: había cazadores furtivos acechando a unos ciervos indefensos.
Rápidamente, Sofía alertó a los ciervos para que huyeran mientras Oliver volaba hacia los cazadores para distraerlos. Los cazadores intentaron atrapar al astuto búho pero él logró escapar gracias a sus habilidades nocturnas. Mientras tanto, Sofía corrió hasta encontrar a un guardabosques para denunciar a los cazadores furtivos.
El guardabosques llegó rápidamente al lugar y logró atrapar a los malhechores. Sofía y Oliver se sintieron orgullosos de haber ayudado a proteger la vida silvestre del bosque. A partir de ese día, Sofía y Oliver se convirtieron en los guardianes oficiales del bosque.
Juntos, enseñaron a otros niños sobre la importancia de respetar y cuidar la naturaleza. Cada noche, Sofía y Oliver recorrían el bosque en busca de animales en peligro o problemas que resolver.
A veces encontraban pequeños pajaritos perdidos o ayudaban a las ardillas a encontrar nueces para el invierno. La amistad entre Sofía y Oliver creció cada día más fuerte, convirtiéndose en una poderosa fuerza para proteger el bosque.
La niña búho y su fiel compañero demostraron que no importa cuán pequeños sean, todos podemos marcar una diferencia cuando trabajamos juntos por una causa justa. Y así, gracias al valor y dedicación de Sofía y Oliver, el bosque floreció con vida y amor durante muchas generaciones.
Su historia se convirtió en leyenda entre los animales del bosque, recordando siempre el poder que tiene cada uno de nosotros para hacer del mundo un lugar mejor.
FIN.