El Bosque de la Luz y la Sombra
En un rincón del mundo, donde los bosques eran espesos y los animales hablaban, vivía un pueblo de aborígenes. Ellos cuidaban de la naturaleza con amor y respeto, y creían que el sol y la luna eran sus guardianes.
Un día, mientras el sol brillaba intensamente en el cielo, Tuku, un joven del pueblo, decidió aventurarse más allá de su hogar. "Hoy quiero descubrir lo que hay más allá de este bosque", se dijo a sí mismo. Así que, con su corazón lleno de curiosidad, se adentró en el bosque.
Mientras caminaba, notó que la luz del sol empezaba a filtrarse a través de las copas de los árboles. De pronto, Tuku escuchó un susurro: "¡Hola, pequeño soñador!". Era una mariposa de colores brillantes.
"¿Eres tú quien habla?" - preguntó Tuku, sorprendido.
"Sí, soy Miri, la mariposa. Este bosque es mágico y está lleno de secretos. Pero hay algo que ha hecho que las sombras se alarguen. ¿Sabes quiénes son los guardianes de este lugar?" - explicó Miri.
"El sol y la luna, ¿verdad?" - contestó Tuku.
"Así es, pero el equilibrio entre ellos se ha roto. El fuego, que una vez fue sagrado, ha comenzado a devorar el bosque. Necesitamos tu ayuda para restaurar la paz" - dijo Miri, con un aire de preocupación.
Tuku sintió un escalofrío recorrer su espalda. "Pero, ¿cómo puedo ayudar? Soy solo un niño".
"Tu valentía y tu corazón son más poderosos de lo que imaginas. Solo tienes que buscar a los ancianos del pueblo y escuchar sus historias. Ellos conocen la forma de hacer retornar la armonía" - Miri le aconsejó.
Decidido, Tuku regresó a su hogar y se reunió con los ancianos. "¡Ayúdenme!" - exclamó. "Miri me dijo que debemos restaurar el equilibrio entre el sol y la luna. El fuego está arrasando nuestro bosque".
Los ancianos se miraron, y luego uno de ellos, el sabio Jaku, respondió: "El fuego es parte de nosotros, pero no debe ser descontrolado. Debemos realizar una ceremonia donde el sol y la luna se encuentren".
La preparación comenzó de inmediato. El pueblo, unido, tuvo que recolectar flores, agua y ramas, además de construir un gran fogón en el centro del bosque.
Al caer la noche, el cielo se llenó de estrellas y la luna brilló con intensidad. Todos se reunieron alrededor del fuego. "Alma del sol, alma de la luna, venid a nosotros y traed el equilibrio de vuelta" - cantó Jaku.
De repente, una brisa suave comenzó a soplar. La luna brilló más fuerte y el fuego, en lugar de consumir, comenzó a danzar al ritmo de los cantos de los aborígenes.
"Mirá, Tuku, el fuego se ha vuelto una luz que muestra el camino hacia la armonía" - dijo Miri, que había regresado para observar el espectáculo.
El fuego crepitaba y las llamas parecían formar imágenes de animales y árboles. Tuku, sintiendo una gran energía en su interior, entendió que debían cuidar el bosque y conservar sus tradiciones.
Finalmente, el brillo del sol apareció en el horizonte, y su luz se fundió con la de la luna. El bosque cobró vida, los animales comenzaron a danzar junto a los hombres y mujeres del pueblo. El equilibrio había sido restaurado.
Tuku se sintió lleno de gratitud. "Nunca volveré a olvidar cuán importante es cuidar nuestro hogar" - prometió. Así, el joven volvió a ser parte del pueblo, llevando consigo la enseñanza de que cada uno, sin importar su tamaño o edad, puede hacer una diferencia.
Desde ese día, el pueblo cuidó de su bosque como si fuera su tesoro más preciado, asegurándose de que el fuego fuera sagrado y sus guardianes, el sol y la luna, siempre estuvieran en paz. Y así, Tuku se convirtió en un protector de la naturaleza y un ejemplo para todos.
Fin.
FIN.