El bosque de la motivación


. Un día, Martín decidió salir a caminar por el parque cerca de su casa. Mientras caminaba, se encontró con un anciano sentado en un banco y decidió hablarle.

- Hola señor, ¿cómo está? - Hola joven, estoy bien gracias. ¿Y tú? - No muy bien la verdad - respondió Martín - Me siento triste y sin motivación para hacer nada.

El anciano lo miró con ternura y le preguntó: - ¿Qué es lo que más te gusta hacer en la vida? Martín pensó por un momento antes de responder:- Me gusta mucho leer libros sobre ciencia y tecnología. También me encanta jugar videojuegos.

El anciano sonrió y dijo:- Entonces tienes una gran pasión por aprender cosas nuevas e interesantes. Pero a veces necesitamos salir de nuestra zona de confort para encontrar nuevas formas de motivarnos. Martín no entendía muy bien lo que quería decir el anciano pero se quedó escuchando atentamente sus palabras.

- Te propongo algo - continuó el anciano - Mañana te espero aquí mismo a las 8am. Vamos a hacer algo diferente juntos y verás cómo eso te ayuda a sentirte mejor.

Martín aceptó la invitación del anciano sin saber muy bien qué esperar al día siguiente. Al otro día, puntualmente a las 8am, Martín llegó al parque donde había acordado encontrarse con el anciano.

Lo encontró sentado en el mismo banco de siempre pero esta vez tenía una mochila grande junto a él. - Buenos días joven! ¿Estás listo para nuestra aventura? - preguntó el anciano entusiasmado- Sí, estoy listo - respondió Martín con curiosidad.

El anciano le entregó la mochila y le dijo:- Aquí dentro encontrarás todo lo que necesitas para nuestra aventura. Sigue mis instrucciones y verás cómo te sientes mejor al final del día. Martín abrió la mochila y encontró un mapa, una brújula, una botella de agua, una linterna y algunas barras de cereal.

- ¿Qué tenemos que hacer? - preguntó Martín intrigado. - Vamos a hacer una caminata por el bosque detrás del parque. Pero no te preocupes, yo sé muy bien cómo llegar a nuestro destino.

Solo tienes que seguirme y confiar en mí. Martín estaba emocionado pero también un poco asustado por adentrarse en el bosque sin saber qué esperar. La caminata fue larga e intensa pero al mismo tiempo muy divertida.

El anciano le enseñaba cosas nuevas sobre plantas, animales e incluso le contaba historias interesantes sobre su juventud. Martín se sentía feliz de estar aprendiendo cosas nuevas mientras disfrutaba del aire fresco del bosque.

Finalmente llegaron a su destino: una cascada hermosa rodeada de árboles gigantes. El anciano sacó unas hamacas de su mochila y los dos se sentaron para admirar la vista mientras comían las barras de cereal.

Martín se sintió tan feliz y relajado como nunca antes había sentido en su vida. Había salido de su zona de confort, había aprendido cosas nuevas y había pasado un día increíble junto a alguien que acababa de conocer pero ya consideraba como un amigo.

Al regresar al parque, Martín se despidió del anciano con una gran sonrisa en su rostro y le agradeció por haberle mostrado un nuevo camino para encontrar la motivación que había perdido. Desde ese día en adelante, Martín decidió seguir explorando el mundo y aprendiendo cosas nuevas.

Descubrió que la vida es mucho más emocionante cuando te permites salir de tu zona de confort y te abres a nuevas experiencias.

Y así, Martín encontró su propósito en la vida: seguir aprendiendo, explorando y descubriendo todo lo que el mundo tiene para ofrecer.

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