El bosque de la obediencia
Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Feliz, una niña llamada Lola. Lola era una niña muy traviesa y terca que nunca le hacía caso a sus papás.
Un día, sus padres le pidieron que no se acercara al bosque encantado que estaba al otro lado del río. Pero Lola, desobedeciendo las órdenes de sus padres, decidió aventurarse en el bosque por su cuenta. Al principio, todo parecía estar bien.
Lola jugaba entre los árboles y cantaba con los pájaros. Pero pronto se dio cuenta de que estaba perdida. El sol comenzaba a ponerse y la oscuridad invadía el bosque. -¡Ayuda! ¡Estoy perdida! -gritó Lola, pero nadie respondió.
Asustada y arrepentida de no haberle hecho caso a sus padres, Lola buscó desesperadamente una salida. Fue entonces cuando escuchó una voz suave y amable que le dijo:-¿Necesitas ayuda, pequeña? Lola se dio vuelta y vio a un hada luminosa parada frente a ella.
-Sí, estoy perdida. ¿Me puedes ayudar a salir del bosque? -preguntó Lola con lágrimas en los ojos. El hada sonrió y extendió su mano hacia ella.
-Sígueme y te llevaré de vuelta a casa, pero recuerda siempre escuchar a tus padres y seguir las reglas para mantenerte segura -dijo el hada mientras guiaba a Lola fuera del bosque. Lola asintió con la cabeza, arrepentida de su desobediencia. Finalmente salieron del bosque y llegaron sanas y salvas al pueblo.
Los padres de Lola estaban esperándola angustiados, pero al verla llegar corrieron hacia ella emocionados. -¡Lola! ¡Estábamos tan preocupados! ¿Estás bien? -preguntaron sus padres abrazándola fuertemente.
-Sí, estoy bien gracias al hada del bosque que me ayudó a salir -respondió Lola con humildad mirando hacia el bosque donde había aprendido una gran lección. Desde ese día en adelante, Lola siempre escuchó atentamente las palabras de sus padres y nunca más volvió desobedecerlos.
Aprendió que la obediencia no solo traía seguridad sino también felicidad y tranquilidad en su corazón.
FIN.