El Bosque de la Oscuridad


Había una vez un niño llamado Lorenzo y su papá Nicolás, quienes decidieron hacer un viaje en camioneta para disfrutar de la naturaleza.

Estaban muy emocionados mientras atravesaban el bosque, pero de repente, ¡la camioneta se rompió! Quedaron varados en medio del bosque oscuro y silencioso. Lorenzo miró a su papá con preocupación y preguntó: "¿Qué vamos a hacer ahora, papá? No podemos quedarnos aquí toda la noche". Nicolás se rascó la cabeza pensando en una solución.

Entonces, recordó que había una cueva cerca del lugar donde se encontraban. Decidieron ir allí para refugiarse hasta poder encontrar ayuda. Caminaron por el espeso bosque hasta llegar a la cueva. Era oscura y misteriosa, pero parecía segura.

Entraron con mucho cuidado y encendieron una linterna para iluminar su camino. Dentro de la cueva, Lorenzo comenzó a sentirse asustado por los sonidos extraños que escuchaba afuera.

Pero su papá lo abrazó fuertemente y le dijo: "No tengas miedo, hijo. Estamos juntos y nos cuidaremos mutuamente". Pasaron las horas dentro de la cueva contándose historias divertidas para mantenerse entretenidos mientras esperaban amanecer.

Lorenzo incluso encontró algunos palitos secos que habían caído al suelo de la cueva y comenzaron a jugar al juego del tres en raya. De repente, escucharon un ruido proveniente del exterior de la cueva. Parecía algo grande moviéndose entre los árboles.

Lorenzo y Nicolás se miraron preocupados, pero decidieron ser valientes y enfrentar lo que fuera que estuviera afuera. Salieron de la cueva con cautela y descubrieron que el ruido provenía de un oso grande y amigable. El oso se había acercado a investigar qué estaba pasando en su territorio.

Lorenzo y Nicolás, al ver al oso, sintieron miedo nuevamente. Pero para sorpresa suya, el oso comenzó a hablar: "No tengan miedo, no les haré daño. Solo estoy curioso por saber quiénes son".

Sorprendidos por las palabras del oso, Lorenzo y Nicolás le contaron sobre la camioneta rota y cómo habían buscado refugio en la cueva. El oso asintió comprensivo y dijo: "Son muy valientes por enfrentar sus miedos.

Yo también tuve miedo una vez, pero aprendí que solo podemos superarlo si nos atrevemos a enfrentarlo". El oso ayudó a Lorenzo y Nicolás a encontrar un teléfono cercano para llamar a un mecánico que pudiera reparar la camioneta.

Mientras esperaban ayuda, el oso les enseñó sobre las plantas del bosque y cómo sobrevivir en la naturaleza. Finalmente, llegó el mecánico quien arregló la camioneta de manera rápida. Lorenzo y Nicolás agradecieron al amigable oso por su ayuda invaluable antes de continuar su viaje.

Desde aquel día en adelante, Lorenzo siempre recordaría esa experiencia como una lección importante: No importa cuán oscuro sea el bosque ni cuántos miedos enfrentemos, siempre habrá una forma de superarlos con valentía y la ayuda de los demás.

Y así, Lorenzo y su papá continuaron su viaje con una nueva confianza en sí mismos.

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