El Bosque de la Sabiduría



Había una vez tres amigos, Juani, Sofi y Tomi, que vivían en un pequeño pueblo rodeado de un frondoso bosque.

Siempre habían escuchado historias sobre criaturas mágicas que habitaban en lo más profundo del bosque, pero nunca se habían aventurado a entrar por temor a lo desconocido. Un día, mientras jugaban cerca del borde del bosque, Juani propuso algo emocionante: "¡Vamos a entrar al bosque sin pedir permiso! Será una aventura increíble".

Sofi y Tomi dudaron al principio, pero finalmente aceptaron la propuesta de su amigo. Con paso decidido, cruzaron el umbral del bosque sin detenerse a pensar en las posibles consecuencias.

A medida que se adentraban entre los árboles altos y frondosos, el ambiente se volvía cada vez más oscuro y silencioso. De repente, un ruido extraño resonó a su alrededor y los tres amigos se miraron con nerviosismo. "¿Qué fue eso?", preguntó Sofi con voz temblorosa.

"No lo sé, pero creo que deberíamos haber pedido permiso antes de entrar", respondió Tomi arrepentido. Continuaron caminando con cautela hasta llegar a un claro en medio del bosque donde vieron una hermosa cascada brillante bajo la luz del sol.

Maravillados por la vista, se acercaron lentamente cuando de repente apareció ante ellos un hada luminosa. "¡Oh valientes intrusos! ¿Cómo osáis adentraros en mi reino sin pedir permiso?", dijo el hada con voz melodiosa pero firme.

Los tres amigos sintieron un escalofrío recorrer sus cuerpos y se miraron entre sí avergonzados por su imprudencia. "Lo siento mucho", balbuceó Juani. "No sabíamos que este era tu hogar. Solo queríamos explorar". El hada los observó con atención y luego sonrió amablemente. "Entiendo vuestra curiosidad, jóvenes aventureros.

Pero debéis recordar siempre mostrar respeto hacia la naturaleza y sus habitantes. "Les explicó que el bosque era un lugar sagrado donde convivían seres mágicos y criaturas protectoras de la naturaleza.

A cambio de su perdón por haber entrado sin permiso, les encomendó una misión: cuidar y preservar el equilibrio del bosque frente a las amenazas externas. Los tres amigos asintieron solemnemente, prometiendo cumplir con su deber.

Agradecidos por la lección aprendida, salieron del bosque con una nueva perspectiva sobre la importancia de respetar a la naturaleza y a quienes habitan en ella. Desde ese día en adelante, Juani, Sofi y Tomi visitaban regularmente el bosque para ayudar en tareas de limpieza y conservación.

Se convirtieron en verdaderos guardianes del lugar, recordando siempre que antes de entrar a cualquier sitio desconocido era fundamental pedir permiso como muestra de respeto hacia lo que no conocemos.

Y así vivieron felices para siempre cuidando juntos el maravilloso tesoro natural que habían descubierto aquel día inolvidable.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!