El Bosque de la Serenidad
En una soleada mañana en el bosque, Lucas, un perro activo y curioso, invitó a su amigo Simón, un gato tranquilo y relajado, a probar algo nuevo: ¡yoga! Lucas había escuchado sobre los beneficios del yoga para la mente y el cuerpo, y estaba emocionado por compartirlo con Simón.
"¡Vamos Simón! Hoy vamos a conocer el maravilloso mundo del yoga. ¡Será divertido!", dijo Lucas moviendo la cola con entusiasmo. Simón, un poco escéptico al principio, decidió acompañar a su amigo en esta aventura.
Juntos se dirigieron al claro del bosque donde solían jugar. Al llegar allí, encontraron a Luna, una sabia lechuza que practicaba sus posturas de yoga bajo la sombra de un árbol.
"¡Hola Luna! ¿Nos enseñarías cómo hacer yoga?", preguntó Lucas con alegría. Luna sonrió amablemente y aceptó guiar a los dos amigos en su práctica de yoga.
Comenzaron con posturas sencillas como el perro boca abajo (o Adho Mukha Svanasana) y el gato estirado (o Marjaryasana), adaptadas para las anatomías felina y canina. Mientras se concentraban en sus respiraciones y movimientos, una mariposa llamada Margarita revoloteaba cerca de ellos. Fascinada por lo que veía, se acercó curiosa para unirse a la clase de yoga improvisada.
"¡Hola amigos! ¿Puedo participar también? Soy Margarita, la mariposa", dijo ella con delicadeza. "¡Claro que sí Margarita! Todos son bienvenidos aquí", respondió Luna con calidez. Así, Lucas, Simón, Luna y Margarita continuaron explorando diferentes posturas de yoga juntos.
A medida que avanzaban en su práctica, descubrieron cómo el yoga les ayudaba a conectar consigo mismos y con la naturaleza que los rodeaba. De repente, escucharon unos ruidos provenientes del bosque cercano.
Era Martín el mono junto a Carla la ardilla jugando entre las ramas. Intrigados por lo que ocurría en el claro del bosque decidieron acercarse para ver qué estaban haciendo sus amigos. "¡Wow! ¿Están haciendo yoga? ¡Qué genial!", exclamó Martín saltando de emoción.
Carla decidió unirse al grupo también e intentaron imitar las posturas de yoga que estaban practicando Lucas, Simón y los demás animales. Fue todo un desafío para ellos mantenerse equilibrados en algunas posiciones más complicadas pero se divirtieron mucho intentándolo juntos.
Al finalizar la sesión de yoga improvisada, todos los animales compartieron sensaciones de paz interior y conexión mutua gracias a esta experiencia única en el bosque.
Se despidieron prometiendo volver a reunirse para seguir explorando juntos este nuevo camino hacia la armonía interior.
FIN.