El bosque de la tolerancia



Había una vez en un bosque encantado, donde los animales vivían en armonía y felicidad. En este bosque, había un conejito llamado Benito, quien era conocido por ser el más amable y simpático de todos.

Siempre estaba dispuesto a ayudar a sus amigos y nunca se enojaba, por más difícil que fuera la situación. Un día, llegó al bosque una nueva habitante: una zorra llamada Rita. Rita no era como el resto de los animales del bosque.

Se creía superior a los demás y siempre buscaba peleas con ellos. No le importaba lastimar a nadie con tal de salirse con la suya. Desde que Rita llegó al bosque, todo cambió.

Los animales ya no se sentían seguros ni felices como antes. Benito, viendo la tristeza en los ojos de sus amigos, decidió hacer algo al respecto. Un día soleado, Benito se acercó a Rita mientras ella intentaba asustar a unos pajaritos indefensos.

- ¡Hola Rita! ¿Cómo estás hoy? -dijo Benito con una sonrisa amable. Rita lo miró sorprendida. - ¿Qué quieres tú, conejito? ¿Acaso vienes a burlarte de mí como los demás? Benito negó con la cabeza.

- No vine a burlarme de ti, Rita. Vine para decirte que aquí en nuestro bosque valoramos la tolerancia y el respeto hacia los demás. Rita soltó una carcajada despectiva. - ¡Tolerancia y respeto! Eso es para débiles como tú, conejito.

Benito mantuvo su calma y le dijo:- Todos merecemos ser tratados con amabilidad y respeto, incluso si somos diferentes. Te invito a intentarlo; verás cómo te sentirás mejor contigo misma. Rita lo pensó por un momento.

Nunca nadie le había hablado de esa manera antes. - Está bien, conejito. Haré el intento -dijo finalmente. A partir de ese día, Benito pasaba tiempo enseñándole a Rita sobre la importancia de ser tolerante y comprensiva hacia los demás.

Poco a poco, Rita fue cambiando su actitud agresiva por una más amable y considerada. Con el tiempo, las peleas cesaron en el bosque encantado y todos volvieron a vivir en armonía gracias al ejemplo de tolerancia que dio Benito.

Los animales aprendieron que aceptar las diferencias entre ellos solo traía paz y felicidad. Y así fue como Benito enseñó una valiosa lección sobre tolerancia que perduraría por generaciones en aquel hermoso bosque encantado donde todos eran bienvenidos tal como eran.

FIN.

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