El Bosque de la Unión



Había una vez en un pequeño pueblo rodeado de árboles frondosos, un niño llamado Juanito. A Juanito le encantaba visitar a su amigo el árbol más grande y hermoso del bosque, al que cariñosamente llamaba "Don Roble".

Cada tarde, después de la escuela, Juanito corría hacia el bosque para jugar con Don Roble. Se trepaba por sus ramas, se escondía detrás de su tronco y jugaba al rey del bosque.

Don Roble siempre estaba feliz de ver a Juanito y lo protegía con su sombra fresca. Un día, mientras jugaban juntos, Juanito notó que Don Roble parecía triste.

Se acercó al árbol y le preguntó: "¿Qué te pasa, Don Roble? ¿Por qué estás tan callado hoy?". El árbol suspiró y respondió: "Estoy preocupado por el futuro del bosque. Cada día veo cómo más árboles son talados sin razón, cómo se pierde la belleza natural que nos rodea".

Juanito sintió un nudo en la garganta al escuchar las palabras de su amigo. Quería hacer algo para ayudar a Don Roble y a los demás árboles del bosque. Entonces tuvo una idea brillante.

Esa misma tarde, invitó a todos los niños del pueblo a reunirse alrededor de Don Roble. Los niños llegaron curiosos y emocionados por la convocatoria de Juanito. "¡Hola a todos! Gracias por venir", dijo Juanito con entusiasmo. "Hoy quiero pedirles algo muy importante.

Nuestro amigo Don Roble necesita nuestra ayuda para proteger el bosque". Los niños escuchaban atentamente las palabras de Juanito, intrigados por lo que vendría a continuación. "Cada uno de nosotros puede hacer algo para cuidar nuestro hogar", continuó Juanito.

"Podemos plantar nuevos árboles, reagarrar la basura que encontramos en el bosque y respetar la naturaleza en todo momento". Los ojos de los niños brillaban con determinación mientras asentían ante las palabras de Juanito.

"¡Vamos a ser los guardianes del bosque junto con Don Roble!", exclamó emocionado. Desde ese día, los niños del pueblo se unieron para cuidar el bosque y protegerlo contra cualquier amenaza.

Plantaron nuevos árboles, limpiaron la basura y enseñaron a otros sobre la importancia de conservar la naturaleza. Don Roble volvió a sonreír al ver cómo los niños trabajaban juntos para preservar el bosque que tanto amaban.

Y así, gracias a la iniciativa de Juanito y la colaboración de todos los niños, el bosque prosperó como nunca antes. Y colorín colorado este cuento ha terminado, pero recuerda: ¡nunca subestimes el poder que tienes para hacer del mundo un lugar mejor!

FIN.

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