El bosque de la unión y la fe



Había una vez una familia muy unida formada por un papá, una mamá y tres hijos: Lucas, Martina y Tomás. Ellos vivían en una pequeña casa cerca del bosque, donde pasaban sus días jugando y disfrutando de la naturaleza.

Un día, mientras exploraban el bosque, los niños se perdieron. La mamá y el papá buscaron por todas partes, pero no lograban encontrarlos. Estaban desesperados y preocupados. "¿Dónde estarán nuestros pequeños?", decía la mamá entre sollozos.

"Tranquila amor, tenemos que tener fe en que Dios nos ayudará a encontrarlos", respondió el papá con voz calmada. La familia decidió hacer una oración juntos pidiendo ayuda a Dios para encontrar a los niños.

De repente, escucharon risas provenientes de detrás de unos arbustos. Era Lucas quien había encontrado a sus hermanos. "¡Aquí están! ¡Estamos bien!", gritaba Lucas emocionado. "Gracias a Dios que los encontramos sanos y salvos", exclamaba la mamá abrazando a sus hijos.

A partir de ese día, la familia aprendió la importancia de mantener la fe en momentos difíciles. Juntos superaron muchas pruebas y siempre confiaron en que Dios los guiaría por el camino correcto.

Un año después, la familia decidió plantar un jardín en su patio trasero. Cada uno tenía su tarea: Lucas regaba las plantas, Martina cuidaba las flores y Tomás sembraba las semillas. Todos trabajaban juntos con alegría y entusiasmo.

Con el tiempo, el jardín floreció más hermoso que nunca. Las flores llenaron el aire con su fragancia dulce y multicolor. La familia se sentía feliz al ver cómo su esfuerzo daba frutos tan maravillosos.

Una tarde de primavera, mientras estaban todos reunidos en el jardín disfrutando de un picnic familiar, vieron a un pajarito herido cerca del árbol. Sin dudarlo, decidieron cuidarlo y curarlo hasta que pudiera volar de nuevo.

Después de varios días de cuidados amorosos, el pajarito recuperó sus fuerzas y al fin pudo emprender vuelo hacia el cielo azul. "¡Miren cómo vuela libremente ahora!", exclamó Martina emocionada. "Es increíble lo fuerte que puede ser cuando le brindamos nuestro amor", dijo Tomás sonriendo.

La familia entendió entonces que con fe en Dios todo era posible; solo hacía falta creer en sí mismos y trabajar juntos para lograrlo.

Y así fue como esta familia demostró que con amor incondicional, trabajo duro y fe en algo más grande que ellos mismos podían superar cualquier obstáculo que se les presentara en la vida. Y vivieron felices para siempre bajo la protección divina de aquel en quien depositaron toda su confianza: Dios.

FIN.

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