El bosque de la valentía



Había una vez en un pequeño pueblo de Argentina, un niño llamado Antoñito. Antoñito era muy tímido y le costaba mucho trabajo hacer amigos.

Siempre veía a los demás niños jugar juntos y se quedaba solo, observando desde lejos con tristeza. Un día, mientras paseaba por el parque, Antoñito vio a un grupo de niños jugando al fútbol. Se acercó tímidamente y les preguntó si podía unirse a ellos.

Los niños lo miraron sorprendidos al principio, pero luego sonrieron y le dijeron:- ¡Claro que sí! ¡Ven a jugar con nosotros! Antoñito se emocionó tanto que no podía creerlo. Por fin había encontrado amigos con quienes compartir su amor por el juego.

Desde ese día, Antoñito se volvió inseparable de sus nuevos amigos. Jugaron juntos todos los días después de la escuela, inventaban nuevos juegos y se reían sin parar.

Pero un día, uno de los niños del grupo propuso ir a explorar el bosque cercano al pueblo. Aunque Antoñito estaba emocionado por la idea, su timidez volvió a aparecer. - ¿Y si nos perdemos? -preguntó preocupado. - No te preocupes, vamos a estar juntos y nos cuidaremos mutuamente -le aseguraron sus amigos.

Así que decidieron aventurarse en el bosque. Descubrieron plantas exóticas, animales curiosos e incluso encontraron un arroyo cristalino donde refrescarse. De repente, mientras exploraban una cueva misteriosa, escucharon unos ruidos extraños que los asustaron.

Todos se agarraron de las manos asustados menos Antoñito quien temblaba como una hoja. - Tranquilo Antoñito -dijo uno de sus amigos-. Estamos juntos y podemos enfrentar cualquier cosa si estamos unidos.

Con valentía y apoyándose mutuamente entraron en la cueva para descubrir que los ruidos venían de unos murciélagos inofensivos colgados del techo. Después de esa aventura emocionante, Antoñito ya no era tan tímido como antes. Había aprendido que con verdaderos amigos a su lado no había nada que temer.

Se sentía más seguro de sí mismo y feliz por haber encontrado amistades tan especiales. A partir de ese día, Antoñito nunca más estuvo solo ni sintió la necesidad de esconderse detrás de su timidez.

Ahora sabía que siempre tendría amigos dispuestos a acompañarlo en cada nueva aventura que la vida les depare.

FIN.

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