El Bosque de la Valiente Sofía y el Astuto Manuel
Había una vez en un pequeño pueblo llamado Arbolito, una hermana y un hermano muy aventureros llamados Sofía y Manuel. Un día soleado, sus padres decidieron llevarlos a pasar el día en el bosque cercano al pueblo.
La emoción invadía los corazones de los niños mientras se preparaban para la excursión. Sofía, con su mochila llena de provisiones y su espíritu valiente, prometió cuidar de su hermanito Manuel en todo momento.
Los cuatro subieron al coche y partieron hacia el bosque, donde los árboles altos bailaban con el viento y los rayos del sol se filtraban entre las ramas verdes. Al llegar al destino, todos bajaron del auto emocionados por la aventura que les esperaba.
Los padres de Sofía y Manuel les advirtieron que no se alejaran demasiado y que siempre estuvieran juntos. Pero la curiosidad de los niños era más fuerte que cualquier advertencia.
Corrieron entre los árboles, explorando cada rincón del bosque como si fueran intrépidos exploradores en busca de tesoros escondidos.
De repente, mientras jugaban a las escondidas, Sofía contó hasta diez y cuando fue a buscar a Manuel ¡él ya no estaba!"¡Manuel! ¡Manuel! ¿Dónde estás?" -gritaba Sofía desesperada mientras buscaba entre los árboles. Pero no había rastro de su pequeño hermano. El miedo comenzó a apoderarse de ella, pero recordó lo importante que era mantener la calma en situaciones difíciles.
Respiró hondo y decidió seguir buscando a Manuel sin rendirse. Mientras tanto, Manuel había seguido un conejito travieso que lo llevó aún más lejos del lugar donde estaban sus padres y su hermana.
Pronto se dio cuenta de que estaba perdido y empezó a llorar sintiendo miedo por primera vez en mucho tiempo. En ese momento apareció Sofía corriendo hacia él con lágrimas en los ojos pero una determinación firme en su mirada.
Se abrazaron con fuerza mientras ella le decía:"Tranquilo Manu, estoy aquí contigo. Vamos a encontrar el camino de regreso juntos.
"Con valentía e ingenio, Sofía recordó algunos consejos que sus padres les habían dado sobre cómo orientarse en el bosque: observar las señales naturales como musgos creciendo en un lado de los árboles o seguir el curso del sol para encontrar el norte.
Guiados por la astucia de Sofía y la valentía inquebrantable de Manuel, lograron encontrar el camino de regreso al lugar donde habían dejado a sus padres preocupados pero aliviados al verlos sanos y salvos. Desde ese día, Sofía entendió la importancia de estar atenta a su entorno, ser valiente frente a las adversidades y nunca perder la esperanza incluso cuando todo parezca oscuro.
Y así continuaron viviendo nuevas aventuras juntos aprendiendo siempre algo nuevo cada día.
FIN.