El Bosque de las Cuatro Amigas



En un bosque verde y brillante, vivían cuatro amigas: Berta la burra, Clara la cabra, Dora la delfín y Flora la foca. Cada una tenía una tarea importante en el bosque mágico, un lugar lleno de aventuras y secretos.

Un día, mientras exploraban el bosque, Berta dijo:

"Chicas, ¿no creen que deberíamos hacer algo especial para todos los animales del bosque?"

"¡Sí! Tal vez podríamos organizar una gran fiesta", sugirió Clara, emocionada.

"¿Y si hacemos juegos y concursos?", añadió Dora, sus ojos brillando de alegría.

"Y no olvidemos la música y baile", concluyó Flora, moviendo su aleta de un lado a otro.

Así, decidieron que cada una se encargaría de una parte de la fiesta. Berta se encargaría de la comida, Clara de los juegos, Dora de la música, y Flora de la decoración.

Esa misma noche, las amigas se reunieron para discutir los detalles. Berta se sintió muy segura.

"Con mis deliciosos pasteles de zanahoria y heno, seguro que todos quedarán felices", dijo con una sonrisa.

"Mis juegos de carrera serán lo mejor, no se puede perder", comentó Clara con confianza.

"¡Y la música subacuática que les tengo preparada! Nunca olvidarán este día", exclamó Dora emocionada.

"Y yo haré que el bosque brille con luces de colores", agregó Flora.

Con sus tareas asignadas, las cuatro amigas comenzaron a trabajar. Pero de repente, un viento fuerte comenzó a soplar y unas nubes oscuras cubrieron el cielo. Se escuchó truenos y la lluvia comenzó a caer.

"¡Oh no!" gritó Berta, "¿qué haremos ahora?"

"La fiesta se arruinará", lamentó Clara.

"Esto no puede estar pasando", añadió Dora con tristeza.

"No debemos rendirnos. Tal vez podamos hacer la fiesta bajo el techo de la cueva", sugirió Flora con optimismo.

Así que las amigas reunieron su valentía y se trasladaron a la cueva mágica del bosque.

"La cueva es bella", observó Clara, "podemos decorarla con flores y luces. Será aún mejor que al aire libre".

"Podemos hacer juegos dentro de la cueva", propuso Berta, sintiéndose cada vez más animada.

"Yo puedo cantar y hacer música con la corriente de agua de la cueva", dijo Dora, viendo cómo unas burbujas danzaban en la superficie.

"Y yo junto hojas y flores para decorar la entrada", se llenó de entusiasmo Flora.

Con el nuevo lugar y la nueva energía, las amigas trabajaron aún más duro que antes. Todo comenzó a tomar forma y, aunque no era la fiesta que habían planes, la cueva se llenó de risas y alegría.

Finalmente llegó el día del evento. Todos los animales del bosque llegaron, curiosos por saber qué había pasado.

"¿Dónde es la fiesta?", preguntó un loro.

"¡Aquí adentro!", gritaron las cuatro amigas al unísono.

El bosque resonó con música y risas. Los pasteles de Berta fueron aclamados, los juegos de Clara fueron un éxito y la música de Dora hizo que todos bailaran. Flora había decorado los lugares con flores y luces, creando un ambiente mágico.

Al final del día, mientras los amigos se despedían, Clara miró a sus amigas y dijo:

"A pesar de la tormenta, ¡fue el mejor día de nuestras vidas!"

"Exactamente" , agregó Berta, "nunca debemos rendirnos, siempre hay una solución".

"El verdadero valor de la amistad es adaptarnos y trabajar juntas", concluyó Flora.

"Y siempre encontraremos maneras de celebrar, incluso cuando las cosas no salen como planeamos", terminó Dora.

Desde entonces, las cuatro amigas se dieron cuenta de que, sin importar los obstáculos, juntas podían superar cualquier problema y encontrar la forma de disfrutar cada momento en el mágico bosque que llamaban hogar.

FIN.

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