El bosque de las diferencias
Había una vez un bosque encantado llamado Bosque de las Diferencias, donde cohabitaban seres de todas las formas, tamaños y colores.
En este bosque mágico, los árboles tenían hojas de distintas texturas, los animales hablaban idiomas diversos y las hadas brillaban con luz propia. Pero un día, una criatura llamada Piquito, mitad pájaro y mitad conejo, llegó al bosque y todos los habitantes quedaron sorprendidos por su aspecto tan diferente.
Al principio, algunos se burlaban de él, otros lo miraban con desconfianza y algunos simplemente lo ignoraban. Piquito, triste por no ser aceptado, decidió ir a hablar con el sabio del bosque, un árbol muy antiguo llamado Don Roble. "Don Roble, ¿por qué todos me rechazan?", preguntó Piquito.
"Hijo, el miedo a lo desconocido hace que algunos no sepan cómo actuar ante la diferencia. Pero la diversidad es lo que hace este bosque mágico y especial", respondió el sabio árbol.
Animado por las palabras de Don Roble, Piquito decidió demostrar que su diferencia era algo maravilloso.
Comenzó a cantar hermosas melodías que alegraban a quien las escuchaba, a bailar con movimientos tan graciosos que contagiaban de alegría a todo el bosque, y a contar chistes que hacían reír a carcajadas. Poco a poco, los habitantes del Bosque de las Diferencias comenzaron a valorar a Piquito por su talento especial.
Los animales lo invitaban a volar junto a ellos, las hadas lo elegían como compañero de travesuras y los árboles lo escuchaban con atención cuando contaba sus historias. Finalmente, Piquito se había convertido en un ser querido y respetado en el bosque.
Un día, una criatura nueva llegó al bosque, era una serpiente de colores brillantes que deslumbraba a todos con su belleza. Al ver cómo algunos habitantes del bosque la miraban con desconfianza, Piquito se acercó a ella y le mostró amabilidad y respeto. Pronto, la serpiente se sintió acogida y valorada.
A partir de ese momento, el Bosque de las Diferencias se convirtió en un lugar donde la alteridad y la diversidad no solo eran aceptadas, sino celebradas.
Y Piquito y la serpiente se convirtieron en grandes amigos, demostrando que la verdadera magia está en la aceptación y el respeto hacia lo diferente.
FIN.