El Bosque de las Emociones
En un rincón maravilloso del bosque, vivía un oso feliz llamado Óscar. Óscar era grande y animal, y siempre tenía una sonrisa en el rostro. Cada mañana, se despertaba con el canto de su amigo, Gallo Tito, que no era tan feliz como él. Tito, el gallo, estaba siempre triste porque pensaba que nadie escuchaba su canto.
Una soleada mañana, Óscar decidió que quería hacer algo especial. Caminó por el bosque y se encontró con Tito.
"¡Hola, Tito! ¿Cómo estás hoy?" - preguntó Óscar.
"No tan bien, Óscar. Siento que mi canto no alegra a nadie." - respondió Tito, con la cabeza baja.
Óscar se sentó a su lado.
"Pero a mí me encanta tu canto. Es único y especial. ¿Por qué no le preguntas a la vaca Vera si le gusta?" - sugirió el oso.
Juntos decidieron ir a buscar a Vera. Ella era conocida en el bosque por ser un poco tímida y siempre tenía la cabeza agachada.
Cuando llegaron al prado donde pastaba Vera, Óscar la saludó con entusiasmo.
"¡Hola, Vera! Venimos a preguntarte algo. ¿Qué piensas del canto de Tito?" - dijo Óscar.
Vera, con su mirada tímida, contestó:
"No sé, no lo he escuchado bien porque siempre me siento un poco avergonzada en su presencia." - replied Vera, con una ligera ruborización.
"¡Pero si tué una vaca hermosa y dulce! A todos les gustaría oírte hablar. ¡No tienes que tener vergüenza!" - animó Óscar.
"Puede que tengas razón, Óscar. Pero es difícil compartir lo que siento." - murmuró Vera mientras daba un paso atrás.
Óscar pensó por un momento y tuvo una idea brillante.
"Y si organizamos una fiesta en el bosque. Así cada uno puede mostrar su talento. Tito cantará, tú hablarás y yo bailaré. ¡Será genial!" - exclamó.
Tito se animó un poco.
"¿Y si no les gusta mi canto?" - preguntó el gallo nervioso.
"¡Claro que les va a gustar! Deberías intentarlo. Todos en el bosque son amigos y les encanta divertirse." - dijo Óscar.
Así que, después de mucho entusiasmo, los tres amigos se pusieron a trabajar. Decidieron que la fiesta sería en el claro del bosque, donde podían ver las estrellas brillando.
Al día siguiente, prepararon decoraciones con flores y hojas. Cada uno invitó a sus amigos: los pájaros, las ardillas y hasta los ciervos del bosque. Cuando llegó la noche, el claro estaba lleno de luces de colores y risas.
"¡Ahora toca cantar!" - dijo Óscar emocionado. Tito, temblando de nervios, dio un pequeño paso al frente.
"Voy a intentarlo..." - dijo, aún dudando de sí mismo.
Con un profundo respiro, comenzó a cantar. Al principio, su voz temblaba, pero poco a poco ganó confianza. Óscar y Vera lo animaban.
"¡Vamos, Tito! ¡Puedes hacerlo!" - gritó Óscar.
Y de repente, algo mágico sucedió. La melancólica voz de Tito comenzó a resonar en el bosque y, por primera vez, todos empezaron a sentarse alrededor de él, escuchándolo atentamente. Al finalizar su canción, hubo un estruendoso aplauso.
Vera, sintiendo el apoyo de sus amigos, también decidió compartir su voz, que siempre había guardado en su interior. "¡Hola a todos! Yo quiero hablar de las cosas bellas del bosque y de lo mucho que significan para mí. A veces me siento tímida, pero sé que estoy entre amigos." - dijo, con una sonrisa naciente.
Todos aclamaron volviendo a aplaudir, sintiéndose emocionados por la valentía de Vera.
La fiesta continuó hasta el final. Óscar bailó, Tito cantó y Vera habló de la amistad. Todos se sintieron felices de expresar su verdadera esencia y fortalecer sus lazos.
A partir de ahí, el bosque se convirtió en un lugar donde cada uno podía expresar sus emociones. Tito dejó de sentirse tan triste, Vera se sintió más segura mostrando su voz y Óscar siempre sabía cómo hacer reír a sus amigos.
Y así, los tres amigos aprendieron que compartir emociones es más fácil cuando se está rodeado de amor y apoyo. Nunca más olvidaron lo hermoso que significa ser uno mismo y celebrar lo que los hace únicos.
FIN.