El bosque de las estrellas


Había una vez una niña llamada Altaira, que era muy curiosa y siempre estaba en busca de nuevas aventuras. Un día, Altaira decidió visitar a su novio, Mateo, quien vivía al otro lado del bosque encantado.

Altaira se preparó para la visita con mucho entusiasmo. Se puso su vestido más bonito y se peinó el cabello con trenzas. Tomó un cesto lleno de golosinas y partió hacia la casa de Mateo.

Mientras caminaba por el bosque encantado, Altaira escuchó unos ruidos extraños: risas traviesas y susurros misteriosos provenientes de los árboles. A pesar del miedo que sentía, siguió adelante. De repente, un conejito blanco apareció en su camino.

El conejito parecía tener prisa y le dijo a Altaira: "¡Apúrate! Mateo te espera impaciente". Sin pensarlo dos veces, Altaira siguió al conejito hasta llegar a una cueva oscura.

Al entrar en la cueva, Altaira se encontró con una sorpresa increíble: ¡era un mundo subterráneo lleno de luces brillantes y seres fantásticos! Había hadas jugando entre las flores luminosas y unicornios voladores danzando alrededor. Altaira continuó caminando por el mundo subterráneo hasta llegar a la puerta de la casa de Mateo.

Antes de llamar a la puerta, escuchó una melodía hermosa que provenía del interior. Cuando finalmente tocó la puerta, Mateo abrió con una sonrisa. "¡Altaira, estás aquí!" exclamó emocionado. "Te estaba esperando para mostrarte mi sorpresa".

Mateo llevó a Altaira al jardín trasero, donde había construido un observatorio con telescopio incluido. Los dos se acostaron en una manta suave y comenzaron a mirar las estrellas. "¿Sabías que cada estrella tiene un nombre y una historia?" preguntó Mateo.

Altaira quedó fascinada y le pidió a Mateo que le contara la historia de la primera estrella que vieron. Mateo comenzó a narrar sobre cómo esa estrella había sido un deseo hecho realidad para alguien muy especial.

Mientras escuchaba la historia, Altaira se dio cuenta de lo importante que era soñar y perseguir sus propios deseos. Aprendió que cada uno de nosotros tiene su propia luz interior y puede hacer cosas maravillosas si cree en sí mismo.

Después de pasar horas mirando las estrellas, Altaira decidió regresar a casa. Se despidió de Mateo con un abrazo cálido y prometió volver pronto.

Caminando por el bosque encantado de regreso a casa, Altaira reflexionaba sobre todo lo que había aprendido ese día. Se dio cuenta de que cada aventura trae consigo nuevas experiencias y enseñanzas valiosas. Desde aquel día, Altaira nunca dejó de explorar el mundo y seguir sus sueños.

Siempre recordaría la noche en la que visitó a su novio Mateo y descubrió el poder del amor, la amistad y los deseos cumplidos bajo las estrellas del cielo infinito.

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