El Bosque de las Estrellas




Había una vez, en un lejano pueblo llamado Estrellaville, un bosque mágico donde crecía un árbol especial que brillaba como las estrellas. Se decía que aquellos que deseaban algo con todas sus fuerzas debajo de su sombra, sus sueños se hacían realidad.

Un día, un niño llamado Tomás se adentró en el bosque. Estaba triste porque había perdido a su perro, Lucas, y creía que nunca volvería a verlo. Mientras caminaba, sintió que el árbol lo llamaba con su brillo. Se acercó y murmuró:

"Árbol de las estrellas, deseo encontrar a Lucas."

Pero el árbol no respondió. Tomás se sentó y comenzó a llorar. En ese instante, dos amigos de Tomás, Valentina y Mateo, llegaron corriendo al lugar.

"Tomás, ¿qué te pasa?" - preguntó Valentina, preocupada.

"He perdido a Lucas y no sé qué hacer", contestó Tomás, con la voz entrecortada.

"No te preocupes, estamos aquí para ayudarte", dijo Mateo, tratando de animarlo.

"Sí, juntos podemos buscarlo. No estás solo en esto" - agregó Valentina.

Tomás sintió una pequeña chispa de esperanza. Sabía que sus amigos eran su red de apoyo. Así que juntos, se adentraron más en el bosque, buscando pistas sobre Lucas.

Mientras buscaban, encontraron una pista: una huella de perro.

"¡Miren esto!" - exclamó Mateo.

"¡Puede ser de Lucas!" - dijo Valentina emocionada.

"Sigamos la huella", sugirió Tomás, con renovada energía.

Siguieron las huellas hasta un claro donde un grupo de animales estaba reunido. Una pequeña ardilla se acercó a ellos:

"¿Qué hacen aquí?" - preguntó la ardilla.

"Estamos buscando a mi perro Lucas, lo han visto?" - respondió Tomás.

"Sí, lo vi ayer jugando en este bosque. Se fue hacia el arroyo. Pueden buscar allí", indicó la ardilla.

"¡Gracias!", exclamaron los tres. Corrieron hacia el arroyo y, de repente, escucharon un ladrido. Tomás se detuvo en seco, su corazón latiendo con fuerza.

"¡Es Lucas!" - gritó feliz.

Corrieron al sonido, y allí estaba Lucas, mojado pero feliz, jugando con una bola. Tomás se agachó y lo abrazó.

"¡Lucas! No vuelvas a irte así, te extrañamos tanto", dijo Tomás, llorando de felicidad.

"Siempre estaremos aquí para ayudarte, Tomás", dijo Valentina.

"Sí, somos un equipo", agregó Mateo.

Con Lucas a su lado, los tres amigos regresaron por el bosque. Mientras caminaban, Tomás reflexionó sobre todo lo que había pasado. Se dio cuenta de que aunque había momentos difíciles, el apoyo de sus amigos lo había ayudado a seguir.

"Gracias por estar conmigo, no sé qué habría hecho sin ustedes", dijo Tomás, sincero.

"Siempre seremos tu red de apoyo", afirmó Valentina.

"Y tú serás el nuestro", agregó Mateo.

Desde ese día, Tomás entendió la importancia de la resiliencia y que, aunque la vida a veces presenta desafíos, tener amigos a tu lado hace que todo sea más llevadero. Y así, con su perro y sus amigos, Tomás continuó explorando el bosque de las estrellas, aprendiendo a brillar en cada desafío que se le presentaba.

FIN.

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