El Bosque de las Estrellas Brillantes



Había una vez, en un reino escondido detrás de las nubes, un bosque mágico llamado El Bosque de las Estrellas Brillantes. En este bosque, los árboles eran tan altos que parecían tocar el cielo y sus hojas, al caer, dejaban una estela de polvo de colores que brillaba en la oscuridad.

Entre esos árboles vivía una pequeña ardilla llamada Lila. Lila era curiosa y soñadora, siempre aventurándose en busca de nuevos amigos y secretos. Un día, mientras exploraba cerca de un lago azul reluciente, escuchó un extraño sonido que provenía de la orilla.

"¿Qué será eso?" - se preguntó Lila, acercándose con cautela.

Al llegar, encontró a un pajarito amarillo que parecía atrapado entre unas ramas. Su voz temblaba de miedo.

"¡Ayuda! No puedo salir de aquí!" - dijo el pajarito.

"¡No te preocupes! Voy a ayudarte!" - exclamó Lila, llenándose de valentía.

Lila utilizó su pequeña fuerza y, moviendo las ramas, logró liberar al pajarito.

"¡Gracias, amiga! Soy Pío, el pajarito. Eres muy valiente" - dijo Pío, revoloteando felizmente.

Desde entonces, Lila y Pío se hicieron inseparables. Juntos exploraron rincones del bosque que Lila jamás había visto. Un día, mientras jugaban entre las hojas brillantes, escucharon un murmullo que venía de un claro cercano.

"¿Escuchaste eso? Suena como un lamento" - dijo Lila, intrigada.

"Sí, vamos a ver qué es" - respondió Pío, asustado pero decidido.

Al llegar al claro, encontraron a un majestuoso ciervo con una corona de ramitas sobre su cabeza. Lloraba desconsoladamente.

"¿Qué te pasa, amigo ciervo?" - preguntó Lila con suavidad.

"Soy el guardián de este bosque, pero he perdido mi estrella. Sin ella, no puedo mantener el equilibrio en El Bosque de las Estrellas Brillantes" - contó el ciervo entre sollozos.

Lila y Pío se miraron, comprendiendo que debían ayudar a su nuevo amigo.

"No te preocupes, juntos podemos encontrarla" - dijo Lila, con determinación.

El ciervo les explicó que su estrella había caído en el Monte Luminoso, un lugar donde la niebla siempre cubría el camino. Sin dudarlo, Lila y Pío se ofrecieron a ir en su búsqueda.

"¡Nosotros lo haremos!" - gritó Pío, decidido.

Comenzaron su aventura, preparándose para enfrentar el denso manto de niebla que cubría el Monte Luminoso.

Mientras cruzaban un puente suspendido, Pío se detuvo.

"Lila, ¿y si nunca regresamos?" - preguntó nervioso.

"No digas eso, Pío. Si trabajamos juntos, ¡podemos lograr cualquier cosa!" - le respondió Lila, convencida.

Finalmente, llegaron al monte y, tras un rato de búsqueda, encontraron un brillo intenso detrás de unas rocas. Era la estrella del ciervo, que brillaba con fuerza. Pero había un problema: estaba rodeada de sombras.

"¿Cómo vamos a sacarla de ahí?" - preguntó Pío temblando.

Lila pensó por un momento y luego tuvo una idea.

"Voy a distraerlas mientras vos agarrás la estrella" - dijo, lista para actuar.

"No, es muy peligroso!" - gritó Pío, preocupado.

"Confía en mí, ¡yo tengo un plan!" - dijo Lila con confianza.

Con el corazón latiendo fuerte, Lila comenzó a hacer ruidos y saltar para atraer la atención de las sombras. Mientras tanto, Pío, con mucho cuidado, se acercó a la estrella. Cuando estuvo lo suficientemente cerca, logró atraparla con sus patas.

"¡Lo logré!" - exclamó Pío, emocionado.

Al darse cuenta de que habían sido engañadas, las sombras huyeron, desapareciendo en la oscuridad. Lila regresó corriendo hacia su amigo.

"¿Lo lograste?" - preguntó ansiosa.

"Sí, aquí está!" - dijo Pío, mostrándole la estrella reluciente.

Regresaron al claro donde el ciervo aún lloraba.

"¡Te hemos traído tu estrella!" - gritaron juntos, emocionados.

El ciervo, al ver la estrella, iluminó el claro con su luz.

"¡No puedo creerlo! Gracias, valientes amigos" - dijo el ciervo, agradecido.

Colocó la estrella en su corona y de inmediato el bosque comenzó a brillar intensamente, como nunca antes.

"Gracias a ustedes, el equilibrio del bosque se ha restaurado" - añadió el ciervo con una sonrisa.

Desde entonces, Lila y Pío se convirtieron en los héroes del bosque. Aprendieron que la amistad y la valentía pueden superar cualquier obstáculo.

"Siempre estaré a tu lado, Lila" - dijo Pío.

"Y yo a tu lado, Pío. Juntos siempre seremos más fuertes" - respondió Lila, sonriendo.

Y así, El Bosque de las Estrellas Brillantes continuó brillando, lleno de aventuras y amistades eternas.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

FIN.

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