El Bosque de las Fantasías
En un bosque mágico, donde los árboles susurran secretos y las estrellas brillan más intensamente al caer la noche, vivían dos mejores amigos: Lobo, un lobo juguetón con un corazón grande, y Perro, un perrito curioso siempre listo para una nueva aventura. Juntos exploraban cada rincón de su hogar, descubriendo maravillas en cada esquina.
Un día, mientras jugaban a las escondidas, Lobo escondido detrás de un gran árbol dijo:
"¡Contá hasta diez, Perro! ¡No me vas a encontrar!"
Perro, emocionado, comenzó a contar:
"Uno, dos, tres..."
Cuando llegó a diez, salió corriendo en busca de su amigo. Pero entre los arbustos, escuchó un suave llanto. Intrigado, se detuvo y asomó la cabeza:
"¿Quién llora aquí?"
Ante él, descubrió a una pequeña hada atrapada entre las ramas. Tenía alas brillantes, pero su luz estaba apagada y se veía muy triste.
"Hola, soy Perro. ¿Por qué lloras?" - preguntó.
"Me llamo Esmeralda. Un malvado duende me ha robado mi polvo mágico. Sin él, no puedo volar ni brillar." - explicó el hada, sacudiendo su cabecita.
Perro, sintiendo compasión por ella, corrió a buscar a Lobo.
"¡Lobo! ¡Ven rápido! Hemos encontrado a un hada que necesita nuestra ayuda. ¡Un duende le robó su magia!"
Lobo, emocionado por la aventura, hizo una reverencia antes de responder:
"Entonces, ¡vamos a ayudarla! ¿Dónde vive este duende?"
Esmeralda les indicó la dirección, señalando un oscuro rincón del bosque donde los árboles se torcían y el sol apenas penetraba.
Los tres amigos se adentraron en esta parte del bosque, enfrentándose a retos en el camino. Tuvieron que cruzar un río rugiente donde Lobo usó su agilidad para saltar. Después, un campo de flores envenenadas por un hechizo que Perro logró evadir, guiándose por el olor de las flores más frescas.
Finalmente, llegaron a la cueva del duende.
"¡Escuchen! ¡El duende debe ser astuto! Debemos tener un buen plan!" - sugirió Lobo.
Perro, siempre ingenioso, agregó:
"Podemos distraerlo mientras Esmeralda recupera su polvo. ¿Qué te parece, Esmeralda?"
El hada asintió, su esperanza renovada.
Se acercaron a la cueva con cautela. Desde su escondite, vieron al duende pintando una gran roca, burlándose de sus travesuras.
"¡Mirá cómo dibujo al monstruo más grande del bosque!" - decía riéndose.
Perro, decidido, dio un paso adelante y comenzó a ladrar:
"¡Guau guau! ¡Soy el perro más feroz del bosque! ¡Miedoso duende, sal a jugar!"
El duende, sorprendido por la enorme voz, salió de la cueva y gritó:
"¿Quién se atreve a desafiarme?"
Mientras el duende se distraía, Esmeralda se deslizó ágilmente dentro de la cueva, buscando su polvo mágico.
Pero, ¡oh sorpresa! Cuando llegó a la pequeña bolsa dorada, se dio cuenta de que el polvo estaba bajo un hechizo.
"No puedo tocarlo, ¡tengo que liberarlo!" - exclamó, con lágrimas en los ojos.
Mientras tanto, Perro seguía con su show:
"¡Ven aquí, valiente duende! ¡Miedoso como eres!"
El duende, rabioso, intentó atrapar a Perro, pero Lobo lo interceptó, saltando con agilidad.
"¡Oh no! ¡Conmigo no te atrevas, malvado duende!"
En ese momento de confusión, Siguió el ladrido de Perro y Lobo y Esmeralda utilizó su magia para lanzar un pequeño destello de luz que iluminó el lugar al mismo tiempo que recitó una antigua frase:
"Con esta luz brillante, que el polvo vuelva a ser mío, que en mi alas lleve alegría, y en el bosque un nuevo brillo".
Los ojos del duende se abrieron de par en par y se sintió repentinamente pequeño ante tanta magia. Sin poder resistir el poder de Esmeralda, se dio por vencido y fue envuelto en un torbellino de luz.
"¡Está bien, te devuelvo tu polvo! No quiero más problemas, jejeje!" - exclamó el duende, viendo que no podía escapar.
El polvo mágico regresó a las manos de Esmeralda, quien se sintió más ligera y feliz.
"¡Lo logré!" - gritó, danzando en el aire antes de levantarse para volar, brillando de nuevo.
Al ver la luz de la hada resplandecer, Lobo y Perro se unieron a ella, celebrando su triunfo y la magia del bosque.
"Siempre que trabajemos juntos, ¡podemos vencer cualquier dificultad!" - dijo Lobo.
Perro asintió con una sonrisa:
"Y no olvidemos que la amistad y el valor son nuestra mayor fuerza!"
Desde ese día, Esmeralda, Lobo y Perro se convirtieron en los protectores del bosque, asegurándose de que todos los seres mágicos vivieran en armonía y felicidad. Y así, en el bosque de las fantasías, las aventuras nunca terminaron.
FIN.