El Bosque de las Inteligencias



Había una vez un bosquecito mágico llamado Selvatica, donde cada árbol representaba una inteligencia diferente, según las ideas de un sabio anciano llamado Don Tilio. Había un árbol lógico, uno musical, uno kinestésico, uno visual, uno interpersonal, uno intrapersonal y, por supuesto, uno naturalista. Todos los árboles estaban felices, pero había un pequeño problema: no sabían cómo trabajar juntos.

Un día, una ardillita curiosa llamada Lila decidió que era hora de cambiar eso. Se subió al árbol lógico y gritó:

"¡Hola, amigos! ¿Qué pasaría si juntamos nuestras habilidades para crear algo increíble?"

Desde el árbol musical, una voz melodiosa respondió:

"¿Qué tipo de cosa, Lila?"

Lila pensó un momento y dijo:

"Podríamos hacer un festival del bosque, donde cada uno muestre lo que mejor sabe hacer. Así, todos se darán cuenta de lo valiosas que son nuestras inteligencias."

Los árboles comenzaron a murmurar entre ellos.

"Suena bien, pero... ¿cómo lo hacemos?"

preguntó el árbol kinestésico, moviendo sus ramas ansiosamente.

"Yo puedo ayudar con la música," dijo el árbol musical.

"Y yo puedo crear rimas para las poesías," agregó el árbol verbal-lingüístico.

"Yo me encargaré de pintar un enorme mural para mostrar nuestras diferentes inteligencias," dijo el árbol visual, esparciendo hojas de colores.

"Y yo haré un rincón de juegos que será muy divertido para todos," dijo el árbol kinestésico.

Sin embargo, había un árbol que se sentía un poco apartado: el árbol intrapersonal, que siempre había sido introspectivo y pensaba que la voz de los otros no lo necesitaba.

"No creo que sea útil para el festival. Todos tienen talentos, yo solo tengo mis pensamientos," dijo con tristeza.

Lila se acercó al árbol intrapersonal y dijo:

"¡Eso no es cierto! Tus pensamientos pueden ser una gran inspiración para los demás. ¿Qué tal si compartís tus ideas con la comunidad?"

El árbol intrapersonal dudó, pero al ver la determinación de Lila, comenzó a abrirse.

"Tal vez podría... crear un rincón de reflexión, donde los demás puedan contar sus pensamientos y compartir historias," dijo, sintiéndose un poco más seguro.

Y así, cada árbol empezó a trabajar en su parte para el festival. El árbol lógico organizó las ideas en un plan; el árbol musical compuso una melodía hermosa; el árbol visual pintó un mural que mezclaba todos los colores del bosque; el árbol kinestésico preparó juegos divertidos; y el árbol intrapersonal creó un rincón especial para que todos compartieran sus pensamientos.

El gran día del festival llegó. Todos los animales del bosque estaban emocionados. Lila, entusiasmada, presentó a cada árbol y lo que había hecho.

"¡Hoy celebaramos nuestras diferencias y lo que cada uno aporta!" dijo Lila.

Los animales recorrieron cada rincón del festival. En el rincón del árbol musical, todos bailaban al ritmo de la melodía. En el mural, cada uno dejó su huella, expresando su personalidad. Y en el rincón del árbol intrapersonal, los animales compartían sus historias y se escuchaban unos a otros, sintiendo que ya no estaban solos.

Al final del día, todos se reunieron alrededor de Lila.

"Gracias por unirnos, ardillita," dijo el árbol lógico.

"Nunca hubiéramos imaginado que éramos tan diferentes y a la vez tan iguales," agregó el árbol visual.

"¡La creatividad fluye mejor cuando trabajamos juntos!" exclamó el árbol musical.

"¡Sí! La diversidad es la verdadera riqueza de nuestro bosque," concluyó el árbol intrapersonal, sintiéndose ahora como una parte valiosa de la comunidad.

Desde ese día, el bosque de Selvatica organizó su festival cada año, celebrando no solo sus talentos, sino también lo que cada uno podía aprender del otro. Y así, Lila y sus amigos dejaron una marca imborrable en el bosque, demostrando que unir inteligencias diferentes puede crear magia.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

FIN.

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