El bosque de las maravillas



Había una vez un niño llamado Alfredo, quien era muy curioso y le encantaba ver películas de todo tipo. Un día, decidió ver una película de aventuras que prometía ser emocionante.

Alfredo se acomodó en el sofá con un tazón de palomitas de maíz y comenzó a disfrutar de la película. La trama se desarrollaba en un misterioso bosque encantado, donde los árboles cobraban vida y los animales hablaban.

De repente, mientras Alfredo estaba absorto en la historia, algo increíble sucedió: ¡el televisor se apagó por sí solo! Alfredo quedó sorprendido y confundido. Miró a su alrededor para asegurarse de que no hubiera ningún problema con la electricidad. Todo parecía estar bien.

Decidido a encontrar respuestas, Alfredo decidió explorar el bosque cercano a su casa. Se puso sus zapatos más cómodos y salió en busca del origen del extraño suceso.

A medida que caminaba por el bosque, notó que los árboles eran mucho más altos y frondosos de lo normal. Las hojas brillaban con colores vibrantes y podía escuchar sus susurros mientras pasaba junto a ellos. De repente, uno de los árboles extendió una rama hacia Alfredo como si quisiera mostrarle algo.

Él extendió su mano y acarició la corteza rugosa del árbol. Para su sorpresa, el tronco comenzó a brillar intensamente y empezaron a surgir pequeñas luces bailando alrededor de él. "¡Wow! Esto es increíble", exclamó Alfredo emocionado.

El árbol habló con una voz suave y cálida: "Alfredo, has sido elegido para ayudarnos a mantener el equilibrio en este bosque encantado. Hace mucho tiempo, un hechicero malvado lanzó un maleficio que dejó al bosque en oscuridad.

Necesitamos tu ayuda para romper ese maleficio". Alfredo no podía creer lo que estaba escuchando. ¡Estaba a punto de embarcarse en una aventura mágica! Con valentía y determinación, Alfredo siguió las instrucciones del árbol y se adentró más en el bosque.

Encontró criaturas fantásticas como hadas traviesas, duendes amigables y hasta un dragón pequeño pero valiente. Juntos, formaron un equipo para enfrentar los desafíos que les esperaban.

A medida que avanzaban, la magia del bosque comenzaba a regresar poco a poco. Los colores se volvían más vivos y los sonidos eran cada vez más melodiosos. Finalmente, llegaron al corazón del bosque donde encontraron al hechicero malvado.

Con astucia e inteligencia, lograron superar sus trampas y deshacer el maleficio que había oscurecido el bosque durante tanto tiempo. Cuando todo volvió a la normalidad, los seres mágicos le dieron las gracias a Alfredo por su coraje y determinación.

El niño estaba lleno de alegría y gratitud por haber tenido la oportunidad de vivir una aventura tan extraordinaria. Alfredo volvió a casa con una sonrisa en su rostro y un corazón lleno de recuerdos mágicos.

Aprendió que, aunque las películas pueden ser emocionantes, la verdadera magia se encuentra en el mundo real y dentro de uno mismo.

Desde ese día en adelante, Alfredo supo que siempre habría un poco de magia esperándolo en cada rincón del mundo, si solo estaba dispuesto a abrir los ojos y dejar volar su imaginación.

FIN.

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