El bosque de las palabras mágicas


Había una vez en un lejano bosque, un lugar mágico donde las palabras tenían un poder especial. En este bosque vivían diversos animales como el conejo Saltarín, la ardilla Curiosa, el búho Sabio y el zorro Astuto.

Cada uno de ellos tenía una habilidad especial, pero lo que los unía a todos era su capacidad de comunicarse de manera democrática.

Un día, el bosque se vio amenazado por la llegada de una densa niebla que impedía que las palabras mágicas fluyeran con libertad. Los animales estaban preocupados y no sabían cómo resolver este problema. Fue entonces que decidieron reunirse en asamblea para discutir posibles soluciones.

"¿Qué haremos para disipar esta niebla que nos impide comunicarnos con libertad?", preguntó el búho Sabio. "Podríamos pedir ayuda a la Hada de las Palabras", sugirió la ardilla Curiosa. Todos estuvieron de acuerdo y se dirigieron al claro del bosque donde habitaba la Hada de las Palabras.

Al llegar, la Hada les enseñó que la comunicación democrática no solo implicaba hablar y escuchar, sino también llegar a acuerdos que beneficiaran a todos. Juntos idearon un plan para disipar la niebla y devolverle al bosque su poder mágico de la comunicación.

Trabajaron en equipo, ofreciendo cada uno su habilidad especial, hasta que finalmente lograron dispersar la densa niebla. El bosque volvió a iluminarse con palabras mágicas y todos los animales celebraron su victoria.

Desde entonces, en el bosque de las palabras mágicas, aprendieron que la comunicación democrática y el trabajo en equipo son fundamentales para resolver los problemas y mantener la armonía en su hogar.

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