El Bosque de las Palabras Perdidas



Era una hermosa mañana en el Bosque de las Palabras Perdidas. En este mágico lugar, todas las palabras vivían en armonía. Cada día, los animales y las palabras se reunían en el claro central para discutir y jugar. En este bosque, las palabras graves y esdrújulas se sentían muy felices, ya que sabían que eran las más importantes en las oraciones de todos los cuentos.

De pronto, un gran revuelo comenzó. La mariposa llamada Maravilla, conocida por sus hermosos colores, llegó volando con una cara de preocupación.

"¿Qué te pasa, Maravilla? - preguntó Tito, el pequeño tigre que siempre estaba listo para ayudar.

"¡Se han perdido las palabras! - exclamó Maravilla -. Mi amigo el loro Lázaro estaba contando una historia y de repente, ¡se le escaparon todas las palabras graves!"

Entonces, todos los animales se reunieron para ayudar. En ese momento, la ardilla Ágil se acercó al grupo y dijo:

"Yo vi a unos traviesos conejitos cerca del arroyo. Quizás ellos saben algo sobre las palabras perdidas."

Así que, decidieron ir en busca de los conejitos. Al llegar al arroyo, encontraron a dos conejitos llamados Rápido y Juguetón.

"¡Hola, conejitos! - dijo Maravilla -. ¿Han visto palabras graves por aquí?"

Rápido sonrió y dijo:

"Sí, las vimos jugar a la sombra de un árbol. Ellas estaban disfrutando de un día soleado."

Juguetón añadió:

"Se fueron hacia el campo de flores. ¡Les encanta el aroma!"

Los amigos siguieron el rastro de las palabras hasta el campo de flores, donde encontraron a las palabras graves descansando.

"¡Palabras, qué alegría verlas! - gritó Tito -. ¿Por qué han desaparecido?"

Una palabra grave llamada Cántaro respondió:

"Nos emocionamos tanto con las flores que decidimos quedarnos un rato. ¡No queríamos preocupar a nadie!"

Los animales se rieron aliviados. Sin embargo, pronto se dieron cuenta de que las palabras esdrújulas también faltaban.

"¿Dónde están las palabras esdrújulas? - preguntó Maravilla, con un tono de preocupación.

"¡Oh, no! - exclamó Ágil -. ¡Debemos encontrarlas!"

Decidieron buscar de nuevo. Buscaron por todo el valle, llamando a las palabras esdrújulas con esperanza.

"¡Oh, palabra mágica! ¡Apócope, aclamación, teléfono! ¡Vuelvan con nosotros!"

Finalmente, encontraron a las palabras esdrújulas, disfrutando de un baile en una colina.

"¿Por qué se fueron? - preguntó Maravilla, al llegar al lugar.

Una palabra esdrújula llamada América respondió:

"Nos divertíamos tanto que no nos dimos cuenta del tiempo. ¡Perdón!"

Los animales entendieron que a veces es fácil perder la noción de las cosas que son importantes.

"Lo importante es que ahora están aquí - dijo Tito, sonriendo -. ¡Juguemos todos juntos!"

Así, el grupo decidió celebrar una gran fiesta. Juntos, palabras graves y esdrújulas, bailaron, rieron y contaron cuentos maravillosos. Al final del día, todos aprendieron que incluso las palabras pueden necesitar un descanso, pero siempre vuelven a estar juntas.

Desde entonces, en el Bosque de las Palabras Perdidas, todos se aseguraron de cuidar y atesorar a cada palabra, porque aunque sean pequeñas, su significado es enorme. Y así, todos vivieron felices, recordando que a veces está bien desconectarse un poco y reencontrarse con lo que realmente importa.

FIN.

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