El Bosque de las Reglas Mágicas
En un bosque encantado, todos los conejos del nivel inicial se reunieron para establecer las normas de convivencia.
El Conejo Mayor, un sabio y amable conejito blanco, tomó la palabra y dijo: "Queridos amigos, es importante que aprendamos a convivir en armonía y respeto. Por eso, hoy crearemos juntos nuestras reglas de convivencia". Los conejitos asintieron emocionados y comenzaron a pensar en qué normas podrían ser las más importantes.
La Conejita Rosa levantó la pata y propuso: "¡Debemos ser amables unos con otros! ¡Siempre digamos por favor y gracias!". Todos aplaudieron la idea y decidieron que esa sería la primera regla. Luego, el Conejito Gris sugirió: "Creo que también deberíamos compartir nuestros juguetes y alimentos".
Todos estuvieron de acuerdo y añadieron esa regla a la lista. Así fueron surgiendo nuevas normas como respetar los turnos para hablar, escuchar a los demás con atención, ayudar a quienes lo necesiten y cuidar el medio ambiente.
Una vez establecidas todas las normas de convivencia, los conejitos se comprometieron a cumplirlas cada día. Durante las primeras semanas, todo marchaba muy bien en el nivel inicial de los conejitos.
Se ayudaban mutuamente, compartían sus meriendas e incluso organizaban juegos donde todos podían participar. Sin embargo, un día llegó al bosque un nuevo conejito llamado Pancho. Pancho era muy travieso y le gustaba romper las reglas.
No quería compartir sus zanahorias ni esperar su turno para hablar. Esto empezó a causar conflictos entre los demás conejitos. El Conejo Mayor decidió intervenir y hablar con Pancho en privado.
Con mucha paciencia, le explicó la importancia de respetar las normas de convivencia para que todos pudieran vivir felices en armonía. Pancho reflexionó sobre sus acciones y decidió cambiar su actitud. A partir de ese momento, Pancho se esforzó por cumplir las reglas junto con los demás conejitos.
Aprendió que ser amable, compartir y respetar a los demás era fundamental para tener amigos y disfrutar del compañerismo. Con el tiempo, Pancho se convirtió en uno de los conejitos más queridos del nivel inicial.
Todos valoraban su alegría contagiosa y su disposición para colaborar en todo momento. Así, gracias al compromiso de todos los conejitos por respetar las normas de convivencia establecidas, lograron crear un ambiente cálido, solidario y lleno de amor en el bosque encantado donde vivían.
Y colorín colorado este cuento ha terminado pero recuerda siempre: ¡respeta a los demás para que te respeten a ti también!
FIN.