El Bosque de las Sombras
En un pequeño pueblo rodeado de un extenso bosque, los niños solían jugar en sus márgenes, pero pocos se atrevían a adentrarse en sus profundidades. Se contaba que el bosque estaba lleno de misterios y criaturas que iban más allá de la imaginación. La leyenda más famosa era la de Leonor, una niña que, atraída por una melodía escalofriante, desapareció una noche de luna llena, y nunca regresó. Los habitantes murmuran que su risa aún puede escucharse entre los árboles.
Un día, cuatro amigos: Toto, Lila, Memo y Cami, decidieron investigar el bosque y descubrir la verdad detrás de la historia de Leonor. "No hay que tener miedo, ¡solo es un cuento!" - dijo Memo, tratando de animar a sus amigos. Lila, más cautelosa, miró hacia el bosque oscuro. "Pero, ¿y si hay algo más que eso?" - replicó, mientras el viento parecía susurrar su nombre.
Con linternas en mano, los cuatro entraron. La atmósfera se tornó pesada, y el aire olía a tierra húmeda y a algo antiguo. Pronto, comenzaron a escuchar un canto tenue que parecía provenir de lo más profundo del bosque. "¿Escuchan eso?", preguntó Cami, cuyos ojos brillaban de emoción y miedo.
Adentrándose más, encontraron un claro iluminado por una extraña luz plateada. En el centro, un árbol retorcido, con ramas que parecían garras, se alzaba imponente. "Esto es raro, nunca vi un árbol así" - comentó Toto, acercándose.
De repente, una sombra se deslizó entre ellos. "¡¿Qué quieren hacerlo aquí? !" - la voz resonó, acompañada por el sonido de hojas crujientes. Todos se dieron vuelta, y ahí estaba una figura encapuchada, cuyo rostro jamás pudieron ver.
Más asustados que nunca, los chicos intentaron retroceder, pero la figura se acercó y les dijo: "Aquel que busca respuestas, debe ser valiente. ¿Están dispuestos a escuchar los secretos de este bosque?" -
"¡Sí!" - respondieron al unísono, aunque su valentía flaqueaba.
La figura los guió hacia un lugar donde las sombras danzaban, y allí, comenzaron a contar historias de aquellos que se atrevieron a entrar en el bosque. "Muchos han perdido su camino aquí, pero otros descubrieron su verdadero yo" - explicó la sombra.
Cada cuento era más inquietante que el anterior. Un chico que encontró la luz y se convirtió en guardián del bosque, y una niña que a pesar de ser encontrada, decidió jamás regresar a su vida anterior. "Todos los que vienen aquí llevan consigo un miedo, pero también un deseo de descubrirse" - dijo la sombra, antes de desaparecer en un soplo de viento.
Confundidos, los amigos miraron los árboles, que parecían murmurar sus propios secretos. "¿Qué hacemos?" - preguntó Cami, su voz temblorosa. "Tal vez debamos seguir buscando, tal vez..." - dijo Lila, pero sus palabras se desvanecieron. Todo aquello los estaba llevando a un final que no esperaban, uno que existía entre el temor y el autodescubrimiento.
Después de un rato de silencio reflexivo, Toto rompió la tensión: "¿Pero realmente era Leonor?" - cuestionó, mirando hacia el horizonte donde apenas se veía la salida del bosque. "O tal vez es solo una forma de enfrentar nuestros miedos..." - añadió Memo, con dudas sobre lo que habían experimentado.
Entonces se hicieron dos preguntas. ¿Volverán los cuatro a la vida cotidiana del pueblo, o el bosque se transformará en parte de ellos?
Cuando finalmente decidieron abandonar el claro y regresar, la melodía comenzó de nuevo, esta vez más fuerte. Miraron atrás, pero la figura ya no estaba. El bosque tenía su magia, llena de sombras y luces, y les había dejado una pregunta sin respuesta: ¿se habrán liberado o habrán encontrado un nuevo camino hacia un futuro desconocido?
Así fue como el bosque continuó susurrando entre hojas, esperando al próximo grupo de aventureros que, tal vez, descubriría sus propios secretos.
FIN.