El Bosque de las Sorpresas



Era un día soleado en la escuela de los pequeños alumnos de la maestra Gira. Al terminar la clase, la maestra decidió llevar a sus estudiantes a un paseo por el Bosque de las Sorpresas, un lugar lleno de magia y misterio.

Al llegar, la maestra les dijo: "Recuerden, chicos, no se alejen del grupo y mantengan los ojos bien abiertos para descubrir las maravillas del bosque".

Los niños, emocionados, prometieron seguir las indicaciones de su maestra. Pero al poco tiempo de caminar, un grupo de amigos, Juan, Sofía y Lucas, se emocionó con una mariposa brillante que revoloteaba cerca de un árbol gigante.

"¡Miren esa mariposa! ¡Es hermosa!" -dijo Sofía.

"Tengo que acercarme, sólo un segundo..." -agregó Lucas, sin esperar a que alguien dijera algo.

Ambos corrieron tras la mariposa y, sin darse cuenta, se alejaron del grupo.

La maestra Gira, al percatarse de la ausencia de sus alumnos, empezó a preocuparme.

"¡Chicos! ¡Juan, Sofía, Lucas! ¡Vuelvan aquí!" -gritó. Pero no hubo respuesta.

Juan, Sofía y Lucas continuaron persiguiendo la mariposa, riendo y disfrutando del momento. Sin embargo, al mirar alrededor, se dieron cuenta de que ya no veía a sus compañeros.

"¿Dónde están todos?" -preguntó Juan, un poco asustado.

"Creo que nos perdimos..." -respondió Sofía, apenada.

"No se preocupen, sólo hay que encontrar el camino de vuelta" -dijo Lucas, tratando de sonar más seguro de lo que se sentía.

Mientras tanto, la maestra Gira había empezado a buscar. Sam, uno de los estudiantes más inquietos, se movía inquieto y observaba los alrededores.

"Yo creo que el camino está por allá, detrás de esos árboles" -dijo Sam, señalando en dirección a un arbusto espeso.

"Pero eso parece más un lugar de miedo" -respondió Carla.

"Y si nos perdemos también, ¿qué hacemos?" -agregó Tomás, con un gesto de preocupación.

"Podemos gritar por ellos. ¡Juan! ¡Sofía! ¡Lucas!" -intentó la maestra con voz fuerte.

En el bosque, Juan, Sofía y Lucas no sabían que su maestra y sus compañeros estaban preocupados por ellos.

"Vamos a subir esa colina y desde arriba podremos ver todo el bosque" -sugirió Juan.

Así lo hicieron y, mientras subían, se dieron cuenta que el lugar se veía maravillosamente. Vieron flores de colores, animales jugando, y un arroyo que fluía.

"¡Miren qué lindo!" -dijo Sofía llenándose de alegría.

"Sí, está lleno de maravillas" -asintió Lucas.

Sin embargo, en medio de su asombro, se dieron cuenta que a su alrededor no había nada familiar.

"No sé cómo volver..." -confesó Juan, viendo que el miedo empezaba a apoderarse de él.

"No hay que entrar en pánico. Vamos a recordar qué vimos desde el camino" -dijo Sofía, tratando de mantener la calma.

"Exactamente. Si recordamos, podemos encontrarlo" -agregó Lucas con convicción.

Mientras intentaban recordar, a lo lejos escucharon un sonido. Era su maestra.

"¡Chicos! ¡Aquí estoy! ¡Sigan mi voz!" -llamó Gira una vez más, su tono cargado de preocupación pero también de cariño.

"¡Escucharon eso! ¡Es la maestra!" -gritaron juntos, felices de haberla encontrado.

Siguieron la dirección del sonido hasta que finalmente vieron a sus compañeros.

"¡Maestra! ¡Estamos aquí!" -gritaron saltando de alegría.

"¿Se han dado cuenta de lo importante que es no alejarse del grupo?" -les dijo la maestra Gira con voz de madre, aunque su expresión mostraba alivio.

"Sí, lo entendemos ahora" -respondió Sofía.

"Prometemos no repetirlo" -agregó Juan.

La maestra sonrió y respondió: "Está bien, pero ahora aprendan a observar y cuidar su entorno. Este bosque tiene muchas sorpresas y debemos ser responsables".

Así, los niños comenzaron a caminar de regreso, cuidando todos los rincones del bosque, disfrutando de cada momento, pero esta vez, sin perderse, juntos.

Y así, aprendieron que la aventura es mucho más divertida y segura cuando se camina en grupo, porque siempre hay sorpresas cuando se comparte. Al finalizar el día, regresaron a casa con historias que contar, y un nuevo entendimiento sobre la amistad y la responsabilidad.

"Nunca olvidaré este día" -dijo Lucas.

"Fue la mejor aventura" -concluyó Sofía.

"Y siempre juntos" -agregó Juan, sonriendo a sus amigos.

Desde aquel entonces, el Bosque de las Sorpresas se convirtió en un lugar especial para todos. Y cada vez que regresaban, lo hacían con precaución y alegría, recordando que la mejor forma de descubrir el mundo es en compañía de amigos.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!