El bosque de las sorpresitas



Había una vez un pequeño jabalí llamado Trufas que vivía en un hermoso bosque rodeado de árboles frondosos y animales juguetones.

A Trufas le encantaban las castañas, no había día en que no buscara entre las hojas caídas del suelo alguna de estas deliciosas sorpresitas. Un día, mientras buscaba castañas bajo un viejo roble, escuchó una vocecita proveniente de lo alto del árbol. Era el Sr.

Ardilla, quien se encontraba atrapado en una rama alta y no podía bajar. "¡Ayuda! ¡Ayuda! ¿Puedes ayudarme a bajar?" -gritó desesperadamente la ardilla. Trufas miró hacia arriba y vio al Sr. Ardilla agarrándose con todas sus fuerzas para no caerse. "¡No te preocupes, Sr.

Ardilla! ¡Voy a salvarlo!" -exclamó Trufas decidido. Con gran habilidad y cuidado, Trufas trepó por el tronco del roble hasta llegar a la rama donde se encontraba atrapada la ardilla. "¡Ya estoy aquí, Sr.

Ardilla! Voy a sostenerlo mientras baja"- dijo Trufas con una sonrisa valiente en su rostro. El Sr. Ardilla bajó lentamente hasta llegar sano y salvo al suelo gracias al esfuerzo de Trufas. "Muchísimas gracias por salvarme, amiguito Jabalí" -dijo el Sr. Ardilla emocionado-.

"Eres muy valiente". Trufas sonrió orgulloso pero, de repente, recordó que estaba buscando castañas. "¡Oh no! ¡Me olvidé de las castañas!" -exclamó Trufas preocupado. El Sr.

Ardilla se dio cuenta de la tristeza en los ojos del pequeño jabalí y decidió ayudarlo. "Tranquilo, Trufas. Yo conozco un lugar secreto donde hay muchas castañas. Te llevaré allí". Trufas se sintió aliviado y emocionado por la generosidad del Sr. Ardilla.

Juntos emprendieron un viaje a través del bosque hasta llegar a una colina llena de castaños. "¡Wow! ¡Es maravilloso!" -exclamó Trufas asombrado-. "Muchísimas gracias, Sr. Ardilla". Desde ese día, Trufas y el Sr.

Ardilla se volvieron grandes amigos y compartían sus aventuras en el bosque mientras disfrutaban de las ricas castañas que recolectaban juntos. La historia de Trufas nos enseña que la amistad y la generosidad son valores importantes que debemos cultivar.

Además, nos muestra cómo es posible encontrar soluciones cuando enfrentamos problemas si contamos con el apoyo de nuestros amigos. Y así, entre risas y juegos en el bosque, Trufas aprendió a valorar no solo las deliciosas castañitas sino también el amor y la amistad que encontró en su camino.

FIN.

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