El Bosque de los Amigos del Alma
En un hermoso pueblo, donde el sol brillaba y las flores siempre estaban de colores, vivía una niña llamada Sofía. Sofía era curiosa y siempre buscaba aventuras. Un día, mientras jugaba en el jardín de su abuela, encontró una puerta de madera escondida detrás de unos arbustos.
"¿Qué habrá detrás de esta puerta?" - se preguntó Sofía, llena de emoción. Sin pensarlo dos veces, la abrió y se encontró en un bosque mágico lleno de criaturas extraordinarias y árboles que parecían hablar.
Sofía se adentró en el bosque y pronto escuchó un suave susurro. Era una pequeña mariposa dorada que volaba alrededor de ella.
"Hola, Sofía. Bienvenida al Bosque de los Amigos del Alma. Aquí podrás conocer a tus amigos especiales, aquellos que te ayudarán y te harán sentir bien en momentos difíciles."
Sofía sonrió y comenzó a caminar. A su lado, la mariposa la guiaba con sus alas brillantes. Al poco tiempo, llegaron a un claro donde había un árbol enorme, el cual parecía tener cara.
"Hola, Sofía. Soy Don Roble. En este bosque, cada uno tiene un papel especial. Juntos formamos una gran red de apoyo."
Sofía se sintió intrigada.
"¿Red de apoyo?" - preguntó.
"Así es. Cuando te sientes triste o solo, puedes hablar con nosotros. Te mostraremos maneras de sentirte mejor y de ser feliz. ¡Mira!" - dijo Don Roble, señalando hacia un grupo de animales.
Allí había un conejo, una tortuga y un zorro.
"Soy Ramón, el conejo. ¡Siempre estoy listo para brincar y hacer reír!"
"Yo soy Tula, la tortuga. Me gusta escuchar y dar abrazos suaves."
"Y yo soy Zorrito, el zorro. Puedo ayudarte a ser valiente cuando sientas miedo."
Sofía estaba maravillada.
"¿Pueden ayudarme a sentirme mejor cuando me siento triste?"
"¡Claro que sí!" - respondieron todos a coro.
Pero de repente, el cielo se oscureció. Una tormenta se avecinaba, y Sofía comenzó a sentir miedo.
"¿Qué va a pasar?" - preguntó, asustada.
"No temas, Sofía. Somos tu red de apoyo, y estamos juntos para enfrentar todo. ¡Vamos a trabajar en equipo!" - dijo Don Roble.
Así, Ramón comenzó a saltar y hacer ruidos divertidos para distraerla.
"¡Mirá cómo salto alto!" - gritó el conejo.
Sofía se rió a carcajadas. Luego, Tula la abrazó con su caparazón.
"Estoy aquí para escucharte. Respirá hondo, todo estará bien."
Por último, Zorrito se acercó y le dijo:
"Sofía, mirá hacia el cielo. A veces, las tormentas son solo nubes pasajeras. ¡Nunca estás sola!"
Sofía se sintió más tranquila al ver cómo sus nuevos amigos la apoyaban en momentos difíciles. Pronto, la tormenta pasó, y los rayos del sol regresaron al bosque.
"Ves, Sofía. Siempre que necesites ayuda o te sientas sola, puedes venir aquí y recordar a tus amigos. Somos tu red de apoyo y estamos contigo, siempre" - dijo Don Roble, sonriendo.
Sofía, llena de alegría y gratitud, prometió visitar a sus amigos cada vez que lo necesitara. Sabía que aunque a veces la vida podía ser un poco difícil, siempre había quienes la apoyarían y ayudarían a encontrar la alegría.
Y así, Sofía aprendió a conocer su red de apoyo en el Bosque de los Amigos del Alma, llevando esa valiosa lección en su corazón para siempre.
Fin.
FIN.