El Bosque de los Amigos Respetuosos



Érase una vez en un colorido bosque, donde vivían muchos animales. Había un conejo llamado Rubén, una tortuga llamada Tula, y un loro llamado Lalo. Todos eran buenos amigos, pero había un pequeño problema: a veces se olvidaban de respetarse entre ellos.

Un día, Rubén estaba muy emocionado porque había encontrado una zanahoria gigante. "¡Miren, miren! ¡Es la zanahoria más grande del mundo!"- gritó Rubén, saltando de alegría.

"¡Qué bien, Rubén!"- dijo Tula, "Pero no te olvides de compartirla. Así todos podremos probarla juntos."-

"¿Compartir? No puedo, ¡es mía!"- respondió Rubén, sin pensar en los sentimientos de sus amigos.

Lalo, que siempre era muy sabio, decidió intervenir. "Rubén, todos sabemos que es una zanahoria muy especial, pero a veces compartir algo nos hace aún más felices. ¿Qué tal si la probamos todos juntos?"-

Rubén dudó, pero decidió ignorar a Lalo y comió solo un pedazo. En ese momento, sintió que la zanahoria estaba deliciosa, pero su alegría fue menos al ver a sus amigos mirándolo. "¿No les voy a dar un poco?"- murmuró bajando la cabeza.

Al día siguiente, Tula estaba emocionada porque había encontrado una hermosa flor en el bosque. "¡Miren, chicos! ¡Esta flor huele increíble!"- dijo mientras mostraba su hallazgo.

"¡Qué linda, Tula!"- exclamó Lalo. "Pero ¿vas a compartirla con nosotros?"-

Tula, pensando que la flor era solo para ella, sonrió y respondió, "No, no puedo. Es mía, la encontré yo."-

Lalo entonces dijo, "Entendemos que la flor es especial, Tula, pero si la muestras y nos dejas olerla, todos disfrutaremos de su belleza juntos."-

Esta vez, la tortuga se sintió mal. "Está bien, perdón, aquí, ¡pruébenla!"- ofreció, y todos pudieron sentir el dulce aroma de la flor.

Al día siguiente, mientras caminaban por el bosque, escucharon un lamento. Al acercarse, vieron a un pequeño pez atrapado en un charco. El pez gritaba: "¡Ayuda, por favor! Estoy atrapado aquí y no sé cómo salir!"-

"¡Rápido, tenemos que ayudarlo!"- dijo Rubén, pero ya era tarde; el agua se estaba evaporando rápidamente.

"No podemos dejarlo aquí,"- insistió Tula. "Lalo, ¿qué hacemos?"-

Lalo observó y pensó un momento. "Voy a volar arriba y ver si puedo encontrar un camino para llevarle agua. Mientras tanto, Rubén y Tula, ayuden a que el pez no se sienta solo."-

Rubén y Tula se acercaron al pez y Rubén le dijo, "No te preocupes, amigo, estamos aquí contigo."-

El pez respondió con temor, "Pero ¿por qué debería confiar en ustedes? Estaban tan ocupados comiendo sus zanahorias y mirando flores que ni se dieron cuenta de mí."-

Los tres amigos se sintieron mal y se dieron cuenta de que debían demostrar respeto y atención por los demás. "Lo sentimos mucho, no debimos olvidarnos de los que están a nuestro alrededor. Te prometemos que te ayudaremos a salir de aquí."-

En ese momento, Lalo regresó volando. "¡Encontré la solución! Voy a buscar agua del río y la traeré para ayudarte. ¡Solo aguanta un poco más!"-

Rubén y Tula, siguiendo el consejo de Lalo, empezaron a hablar con el pez. "¡Estamos aquí contigo, amigo! ¡Ya viene ayuda!"-

Lalo voló velozmente y trajo agua del río, llenando el charco donde estaba el pez. "¡Ahora, salta! ¡Eres libre!"- le dijo al pez.

El pez salió del charco, feliz, y agradeció a los amigos. "¡Gracias, gracias! Sin su ayuda, no sé qué habría hecho."-

"Prometimos ser más respetuosos con todos, y hoy lo hemos aprendido juntos,"- respondió Rubén sonriendo.

Lalo concluyó, "El respeto es como un puente que conecta a todos, y lo construimos cuando cuidamos y escuchamos a nuestros amigos. ¿No es así?"-

Desde entonces, los tres siempre se recordaban a sí mismos la importancia del respeto, compartiendo tanto las zanahorias como las flores, y ayudando a quien lo necesitaba. Y así, el bosque se llenó de risas, alegría, y lo más importante, amistad. Fin.

FIN.

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