El bosque de los árboles parlantes



En un lejano bosque, había un lugar mágico llamado el Bosque de los Árboles Parlantes. En este bosque vivían árboles de diferentes tamaños y colores, cada uno con su propia personalidad.

Había un roble muy sabio llamado Don Eucalipto, una frondosa ceiba llamada Doña Paloma, y un joven arce llamado Marcelo. En este bosque, el valor del respeto era fundamental, ya que cada árbol tenía su propio espacio y se respetaban entre ellos.

Un día, un leñador avaricioso decidió entrar al Bosque de los Árboles Parlantes en busca de madera para vender. - 'Hoy voy a cortar árboles hasta llenar mi carreta', dijo el leñador con una mirada codiciosa.

Al escuchar esto, Don Eucalipto reunió a todos los árboles y les advirtió del peligro. - 'Debemos unirnos y hacerle entender al leñador que no puede entrar a nuestro bosque a cortar árboles sin respetar nuestra casa', dijo el sabio roble.

Los árboles decidieron hacer frente al leñador de manera pacífica, pero firme. Cuando el leñador llegó al corazón del bosque, se sorprendió al escuchar las voces de los árboles. - '¡Alto! ¡Debes respetar nuestra casa! No puedes cortar nuestros árboles sin permiso', le dijo Doña Paloma con firmeza.

Sorprendido, el leñador comprendió que aquel lugar era especial y que debía respetarlo. - 'Lo siento, no sabía que este bosque estaba habitado por árboles parlantes. Prometo no volver a intentar cortar ningún árbol aquí', respondió el leñador arrepentido.

Los árboles, conmovidos por la honestidad del leñador, decidieron brindarle su amistad y enseñarle a respetar la naturaleza.

A partir de ese día, el leñador se convirtió en el protector del Bosque de los Árboles Parlantes, enseñando a otros a respetar la naturaleza y cuidar de los árboles. Y así, en ese lugar mágico, el valor del respeto se mantuvo vivo gracias a la unión y la determinación de sus habitantes.

FIN.

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