El Bosque de los Buenos y el Bosque de los Malos



En un rincón mágico del mundo, había dos bosques: el Bosque de los Buenos, lleno de árboles frondosos, risas de animales y flores que brillaban como estrellas; y el Bosque de los Malos, donde los árboles estaban marchitos y las sombras parecían tener vida propia.

Una mañana soleada, dos amigos, Lucas y Mía, decidieron explorar el Bosque de los Buenos. Mientras paseaban, Mía observó a un pájaro que estaba intentando volar, pero parecía tener una pata lastimada.

"Mirá, Lucas, ese pájaro necesita ayuda" - dijo Mía, señalando al ave.

"¡Vamos a ayudarlo!" - respondió Lucas con determinación.

Ambos acercaron a la criatura, y después de un rato lograron que el pájaro volara nuevamente. El ave, agradecida, se posó en la rama de un árbol y les dijo: "Gracias, amigos. Ustedes tienen corazones llenos de bondad."

Tras ayudar al pájaro, los amigos decidieron aventurarse hacia el Bosque de los Malos, donde vivía la misteriosa sombra del malvado Bosque. La curiosidad los llevaba a cruzar la frontera entre ambos bosques, a pesar de que sabían que no debían hacerlo.

Cuando entraron, el cielo se tornó gris y el aire se volvió más pesado. En ese instante, se encontraron con un zorro astuto que les dijo: "¿Qué hacen aquí, pequeños intrusos? Este es mi hogar, y aquí las cosas son muy diferentes."

"Vinimos a conocer" - respondió Mía con valentía.

"¿Conocer?" - rió el zorro. "Aquí solo hay engaños y engaños. ¿No tienen miedo?"

Los amigos, aunque un poco asustados, decidieron seguir adelante. De repente, se encontraron con un grupo de animales que estaban tristes.

"¿Qué les pasa?" - preguntó Lucas.

"El Rey del Bosque Malos nos ha robado nuestra comida y nos obliga a trabajar sin descanso" - respondió una ardilla sollozando.

"No podemos dejar que eso pase, ¿verdad Mía?" - dijo Lucas, decidido.

Ambos idearon un plan: para liberar a los animales, necesitarían reunir valor y astucia. Regresaron al Bosque de los Buenos y pidieron ayuda a todos sus amigos: los pájaros, los ciervos y las mariposas.

"Necesitamos hacer una distracción en el Bosque de los Malos para que sus guardianes no sean conscientes de nuestra misión" - explicó Mía. Todo el mundo se unió al plan porque sabían que la bondad siempre debía prevalecer.

Cuando regresaron al Bosque de los Malos, la gran cantidad de criaturas del Bosque de los Buenos creó un gran revuelo. Todos comenzaron a cantar y danzar, llenando el bosque de luz y vida. Aprovecharon la confusión para infiltrarse en el escondite del Rey del Bosque Malos.

"¡Alto! ¡Devuelvan lo que han robado!" - gritó Lucas, temblando un poco, pero firme. El Rey, sorprendido, no pudo evitar su risa burlona:

"¿Con qué hacen frente a mí, pequeños tontos?"

Pero los animales del Bosque de los Buenos se unieron, llegando a rodearlo. Al ver tanta valentía, el Rey del Bosque Malos comprendió que su reignado de terror había llegado a su fin. Arrepentido, devolvió la comida robada y prometió nunca más causar daño.

"Tal vez esté bien aprender de ustedes, pequeños" - dijo el Rey, recordando lo que era la amistad y la solidaridad. "Me hubiera gustado tener compañeros como ustedes antes."

Lucas y Mía regresaron al Bosque de los Buenos, junto a sus nuevos amigos, sintiendo la alegría de haber ayudado a los que lo necesitaban y de haber traído luz de vuelta al Bosque Malos. Cuando todo volvió a la normalidad, el Zorro, que había observado el cambio, se acercó a Mía y Lucas:

"Los admiro. Quizás podría aprender un poco sobre bondad de ustedes".

Así, los amigos se hicieron un lugar en el corazón del zorro, y juntos, comenzaron a forjar un nuevo camino donde ambos bosques pudieran coexistir en paz. La amistad y la bondad se hicieron ley en todo el bosque, sin importar el lugar donde vivieras.

Y así, los amigos continuaron ayudando a los demás, demostrando que una acción bondadosa puede cambiar el rumbo del mundo. Y los bosques, aunque diferentes, aprendieron que la unión y la empatía son más fuertes que la segregación.

Desde entonces, se dice que en el horizonte, se ve una luz que une a ambos bosques, recordando a todos que la bondad puede cambiar el más oscuro de los lugares. Y así se vivió, de corazón a corazón, en un mundo donde siempre hay espacio para la esperanza.

FIN.

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