El Bosque de los Colores



En un bosque muy especial, donde los árboles hablaban y los animales cantaban, vivía una pequeña mariposa llamada Lila. Lila era conocida por sus hermalas alas de colores brillantes: rojo, azul, amarillo y verde.

Un día, mientras Lila volaba entre las flores, escuchó un llanto suave.

"¿Quién llora en este hermoso día?" - preguntó Lila.

A su lado estaba un pequeño pajarito de plumas grises y tristes.

"Soy Paco, el pajarito. No puedo volar porque no tengo confianza en mis alas" - respondió con voz temblorosa.

Lila sintió compasión y decidió ayudarlo.

"¡No te preocupes, Paco! Todos podemos volar. Solo necesitas creer en ti mismo. Ven, ¡te enseñaré a volar!" - dijo Lila entusiasmada.

Paco la miró con ojos llenos de dudas.

"¿Pero y si me caigo?"

"No te preocupes. Te ayudaré, ¡vamos!" - exclamó Lila y lo animó a seguirla.

Volaron hacia un claro del bosque, donde los árboles eran altos y el sol iluminaba el lugar.

"Primero, debes estirar tus alas y hacer que la brisa las acaricie" - dijo Lila mientras mostraba cómo lo hacía.

Paco siguió sus instrucciones, pero aún se sentía inseguro.

"No puedo, no puedo..." - repetía.

"¡Sí podés! Solo cierra los ojos y piensa en algo que te haga feliz" - le sugirió Lila.

Paco cerró los ojos e imaginó un enorme árbol lleno de frutas de mil colores. Se sintió un poco más valiente.

"¡Uno, dos, tres!" - Lila le dijo mientras se preparaba para el gran salto.

Juntos saltaron del árbol. Por un momento, Paco se sintió en el aire.

"¡Mira, estoy volando!"

"¡Sí! ¡Vamos, Paco!" - gritó Lila, alentándolo.

Pero en ese instante, una ráfaga de viento los empujó y Lila tuvo que luchar para mantener el equilibrio.

"¡No te rindas, Paco! ¡Sigue moviendo tus alas!" - gritó, mientras trataba de volar cerca de él.

Lila se dio cuenta de que necesitaba ser un buen ejemplo.

"Confía en mí y sigue volando. Recuerda, siempre puedes volver a intentarlo. ¡Eres más fuerte de lo que crees!"

Con esas palabras, Paco sintió una chispa de valor. Se concentró, movió sus alas con fuerza y, en un instante, volvió a elevarse.

"¡Estoy volando de nuevo!" - exclamó, sorprendido y feliz.

Lila sonrió.

"¡Ves, te dije que tenías lo que se necesita! ¡Ahora disfruta del vuelo!"

Pasaron el resto del día volando juntos y explorando el bosque. Lila y Paco se convirtieron en grandes amigos, y desde entonces, el pequeño pajarito ya no tenía miedo.

Un día, se reunieron con otros animales del bosque.

"¡Paco, cuéntales cómo aprendiste a volar!" - animó a su amigo.

"Claro, les diré lo que me enseñó Lila. ¡Con confianza podemos hacer cosas sorprendentes!" - dijo Paco con orgullo.

Desde ese día, el bosque brilló aún más, lleno de risas, música y colores. Todos aprendieron de Lila y Paco que a veces un poquito de apoyo y amor es todo lo que necesitamos para alcanzar nuestras metas.

Y así, el Bosque de los Colores siguió lleno de vida, aventura y alegría, recordando siempre la importancia de creer en uno mismo.

FIN.

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