El Bosque de los Colores Mágicos


En un mágico bosque, vivían unos adorables duendes llamados Lunita y Colibrí. Ellos eran los encargados de cuidar y mantener el equilibrio de los colores en el mundo.

Cada noche, cuando la luna brillaba en el cielo, salían a esparcir su magia por todas partes. Un día, mientras paseaban por el bosque, Lunita y Colibrí encontraron un pequeño conejito atrapado entre unas ramas.

Con mucho amor y cuidado, lo liberaron y se dieron cuenta de que tenía una herida en su patita. "Pobrecito conejito, no te preocupes, vamos a curarte", dijo Lunita con dulzura. Los duendes buscaron algunas hojas medicinales y con sus poderes mágicos sanaron la herida del conejito.

Desde ese momento, se hicieron amigos inseparables. Una noche, mientras caminaban por el bosque bajo la luz de la luna llena, Lunita notó que algo extraño estaba pasando. Los colores estaban desvaneciéndose lentamente.

"Colibrí ¿qué está pasando? Los colores están perdiendo su brillo", exclamó preocupada Lunita. Colibrí voló rápidamente hacia la cima de un árbol para tener una mejor vista del bosque. Al mirar detenidamente se dio cuenta de que la Luna estaba triste y opaca.

"Lunita ¡la Luna está triste! Debemos ayudarla a recuperar su alegría para que los colores vuelvan a brillar", sugirió Colibrí emocionado. Decididos a ayudar a su amiga Luna, los duendes emprendieron un viaje por el bosque en busca de la solución.

En su camino, se encontraron con diversos animales y plantas que también habían perdido sus colores. "Amigos, necesitamos encontrar la forma de devolverles la alegría a todos", dijo Lunita con determinación. Después de mucho caminar, llegaron a una cascada mágica donde vivía el sabio búho.

Él les explicó que para que la Luna recupere su brillo y los colores vuelvan a brillar, debían recolectar gotas de agua pura del río más cristalino del bosque.

Lunita y Colibrí se adentraron en lo más profundo del bosque hasta llegar al río. Con una pequeña botella mágica recolectaron las gotas de agua pura mientras repetían un hechizo especial:"Agua clara y cristalina, trae tu brillo y tu magia divina".

Regresaron al lugar donde estaba la Luna triste y depositaron en ella las gotas de agua pura. De inmediato, la Luna comenzó a brillar con fuerza y los colores volvieron a resplandecer en cada rincón del bosque.

Los animales y plantas recuperaron su alegría y todo volvió a ser como antes. Lunita y Colibrí estaban felices por haber ayudado a sus amigos. Desde aquel día, Lunita, Colibrí y el conejito decidieron cuidar juntos del equilibrio de los colores en el mundo.

Cada noche salen bajo la luz de la luna llena para esparcir su magia y amor por todas partes. Y así, gracias a la valentía y el amor de estos pequeños duendes, el bosque siempre estará lleno de colores y alegría. Fin.

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