El Bosque de los Colores Perdidos



Había una vez una niña llamada Sofía que vivía en una pequeña casa con su familia. Un día, mientras exploraba el ático de su hogar, Sofía encontró un viejo cofre lleno de cosas olvidadas.

Entre esos tesoros abandonados, descubrió un mapa muy peculiar. El mapa era diferente a cualquier otro que Sofía hubiera visto antes. Estaba hecho de un pergamino antiguo y tenía extraños símbolos dibujados en él.

Sin embargo, lo más sorprendente era que parecía brillar ligeramente cuando Sofía lo tomó en sus manos. Intrigada por la magia del mapa, decidida a descubrir qué significaba todo aquello, Sofía decidió emprender una aventura.

Con el mapa enrollado con cuidado y guardado en su mochila, salió sigilosamente de su casa para empezar su búsqueda del tesoro. Siguiendo las indicaciones del mapa mágico, caminó por senderos desconocidos hasta llegar a un bosque encantado.

Los árboles eran altos y frondosos, y el aire estaba lleno del dulce aroma de las flores silvestres. Pero algo no estaba bien; había animales tristes y desanimados por todas partes. Sofía se acercó a un conejito triste que lloraba bajo un arbusto. "¿Qué te pasa?", preguntó ella preocupada.

El conejito respondió sollozando: "Nuestro arcoíris ha perdido todos los colores y ahora todo es gris". Sofía entendió entonces que debía encontrar los colores perdidos para devolver la alegría al bosque.

Consultó el mapa mágico y vio que había una montaña en la distancia marcada con un color brillante. Emprendió su camino hacia la montaña, caminando por senderos estrechos y empinados. Al llegar a la cima, encontró una cueva oscura.

Con valentía, Sofía entró en ella y descubrió un tesoro lleno de pinturas de todos los colores imaginables. Llena de emoción, Sofía eligió cuidadosamente algunos frascos de colores brillantes y se los llevó consigo.

Sabía que esos colores harían feliz a cada uno de los animales tristes del bosque. De regreso al bosque encantado, Sofía comenzó a pintar con cuidado cada rincón del lugar.

Los árboles recuperaron su verde vibrante, las flores volvieron a ser amarillas y rosadas, y hasta el arcoíris volvió a lucir sus siete hermosos colores. Los animales se reunieron en torno a Sofía para celebrar su victoria sobre la tristeza. Todos le dieron las gracias por devolverles la alegría al bosque encantado.

Sofía sonrió orgullosa pero sabiendo que aún quedaba algo más por hacer. Mirando nuevamente el mapa mágico, vio que había otra indicación: un río cristalino donde los peces también habían perdido sus colores.

Emocionada por ayudar a más amigos necesitados, Sofía siguió las indicaciones del mapa hacia el río cristalino. Allí encontró peces grises nadando tristemente en aguas apagadas. Sin perder tiempo, Sofía sacó las pinturas de colores y comenzó a pintar con cuidado cada pez.

Uno por uno, los peces recuperaron sus colores brillantes y empezaron a nadar felices en el río. La noticia de la valiente y bondadosa Sofía se extendió rápidamente por todo el bosque encantado. Los animales y los peces estaban tan agradecidos que decidieron nombrarla protectora del bosque.

Desde aquel día, Sofía visitaba regularmente el bosque encantado para asegurarse de que todos sus amigos estuvieran bien.

Y cada vez que encontraba un animal o un pez triste, les recordaba lo importante que era nunca perder la esperanza y siempre buscar la ayuda necesaria. Sofía aprendió una valiosa lección: que incluso una niña pequeña puede hacer grandes cosas si tiene coraje y compasión en su corazón.

Y así, ella siguió ayudando a otros con su mapa mágico, esparciendo alegría y amor por dondequiera que iba.

FIN.

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