El Bosque de los Cuidados
Era una vez, en un mágico rincón del mundo, un hermoso bosque llamado El Bosque de los Cuidados. Este lugar era hogar de muchos animales y plantas que vivían felices y en armonía. Sin embargo, un día, las hojas de los árboles comenzaron a caerse antes de tiempo y el agua de los ríos se volvió más turbia. Los animales se sintieron preocupados y decidieron investigar lo que estaba sucediendo.
La pequeña ardilla Lía, el sabio búho Don Búho y la valiente coneja Tina formaron un grupo de exploración. Ellos sabían que tenían que hacer algo para salvar su querido bosque.
"¡Vamos a averiguar qué le pasa a nuestro hogar!" - dijo Lía mientras saltaba de rama en rama.
"Sí, debemos hablar con el árbol más antiguo de todos, el Gran Roble, él siempre tiene las respuestas" - añadió Don Búho, moviendo sus alas con entusiasmo.
"Yo me encargaré de buscar por el arroyo, siempre se me da bien observar el agua" - dijo Tina, dispuesta a hacer su parte.
Los tres amigos se dirigieron al Gran Roble. Al llegar, vieron que su tronco estaba cubierto de basura, plásticos y latas. El Gran Roble, aunque un poco triste, les habló con su voz profunda:
"Queridos amigos, el problema de nuestro bosque es que no estamos cuidando el ambiente. La gente tira basura sin pensar y eso afecta a todos los seres vivos."
Lía se sintió muy preocupada. "¿Y qué podemos hacer, Gran Roble? No entendemos cómo ayudar."
"Pueden organizar una gran limpieza y enseñar a otros sobre la importancia de cuidar nuestro hogar" - respondió el árbol.
Motivados por su nueva misión, Lía, Don Búho y Tina decidieron convocar a todos los animales del bosque para una gran reunión. Les contaron sobre el problema y su plan para solucionarlo. Todos estaban de acuerdo.
"¡Haremos una gran limpieza el próximo sábado!" - proclamó Tina, saltando de alegría.
"Y también haremos pancartas para que los humanos entiendan que el bosque necesita ser cuidado" - añadió Lía.
Llegó el día de la limpieza. Los animales se juntaron con palas y bolsas. Durante todo el día, recogieron basura, hacieron montones de botellas y papeles.
"¡Miren cuánto hemos recolectado! ¡Estamos ayudando a nuestro bosque!" - gritó Lía emocionada.
Pero mientras estaban trabajando, una sombra oscura se acercó. Era el Rato Gruñón, que siempre se quejaba de las cosas.
"¿Por qué molestarse en limpiar? ¡Nada cambiará!" - dijo, cruzándose de brazos.
"¡Claro que cambiará! Si todos ponemos un poco de esfuerzo, nuestro bosque podrá recuperarse y ser aún más bonito!" - contestó Don Búho con paciencia.
A medida que recogían más y más basura, comenzaron a ver cómo el bosque cambiaba. Los colores regresaban, las flores volvían a brillar y los pájaros cantaban alegres.
Al final del día, el bosque era un lugar completamente diferente.
"¡Lo logramos! ¡Nuestro esfuerzo valió la pena!" - gritó Tina, saliendo del arbusto lleno de cáscaras de plástico.
De pronto, los humanos del pueblo se acercaron, viendo la transformación del bosque.
"¿Quién hizo todo esto?" - preguntó un niño, mirando asombrado a los animales.
"¡Nosotros!" - respondió Lía, con una sonrisa.
"Pero no solo somos nosotros. Ustedes también tienen que ayudarnos a cuidar la naturaleza y no tirar basura. ¡El bosque necesita de todos!"
Los humanos, entendiendo el mensaje, se comprometieron a cuidar el bosque.
"¡Prometemos cuidar nuestro ambiente y no arrojar basura!" - dijeron todos juntos, levantando los pulgares.
Desde aquel día, Lía, Don Búho y Tina se convirtieron en los guardianes del Bosque de los Cuidados. Siempre recordaban a sus amigos humanos la importancia de cuidar la naturaleza, y juntos, celebraban cada día la hermosura de su bosque.
FIN.