El Bosque de los Deseos


Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Esperanza, dos amigos llamados Mateo y Juli. Ambos eran curiosos y aventureros, y siempre estaban en busca de emocionantes aventuras.

Un día, escucharon a los ancianos del pueblo hablar sobre un bosque encantado donde se decía que existía algo mágico que podía conceder deseos. Mateo y Juli se miraron con emoción y decidieron adentrarse juntos en el misterioso bosque en busca de esa magia.

Con sus mochilas llenas de provisiones, comenzaron su travesía entre los altos árboles y el canto de los pájaros. El bosque era denso y oscuro, pero Mateo y Juli no tenían miedo. Se aferraban uno al otro mientras avanzaban por el intrincado camino.

De repente, escucharon un ruido extraño que los hizo detenerse en seco. - ¿Escuchaste eso, Juli? -preguntó Mateo con voz temblorosa. - Sí, creo que viene de allí -respondió Juli señalando hacia un arbusto cercano.

Con valentía, se acercaron al arbusto y descubrieron a un pequeño zorrito atrapado entre las ramas. El animalito los miraba con ojos suplicantes, pidiendo ayuda.

Sin dudarlo, Mateo y Juli liberaron al zorrito y este les dio las gracias con una reverencia antes de desaparecer entre los árboles. Los niños continuaron su camino con una sonrisa en el rostro por haber ayudado a un ser indefenso. Mientras avanzaban, encontraron un arroyo cristalino que cruzaba el bosque.

Al acercarse para beber agua fresca, vieron reflejadas en ella unas luces brillantes que bailaban como hadas. - ¡Mira eso! ¡Es hermoso! -exclamó Juli emocionada.

De repente, las luces se juntaron formando la figura de una hada luminosa que les habló con dulzura:- Niños valientes, han demostrado tener buen corazón al ayudar al zorrito. Como recompensa por su bondad, les concederé un deseo cada uno. Mateo y Juli se miraron sorprendidos e incrédulos ante aquella maravillosa aparición.

Después de pensarlo detenidamente, Mateo pidió:- Quisiera que en mi pueblo nunca falte comida ni alegría para nadie.

La hada asintió con una sonrisa antes de dirigir su mirada hacia Juli quien dijo:- Yo deseo que todos los animales tengan un hogar donde vivir felices para siempre. La hada concedió ambos deseos con un destello resplandeciente y desapareció dejando tras de sí una estela brillante en el arroyo. Mateo y Juli regresaron al pueblo contando maravillados lo ocurrido en el bosque encantado.

Desde ese día, Villa Esperanza floreció como nunca antes: la comida abundaba para todos sin excepción y cada animal encontraba amoroso hogar gracias a la generosidad de sus habitantes inspirados por la nobleza de dos niños valientes que aprendieron que la verdadera magia reside en hacer el bien sin esperar nada a cambio.

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