El Bosque de los Mil Colores



Una mañana soleada, Paula decidió explorar el bosque cerca de su casa. Siempre había escuchado historias sobre él, lleno de criaturas mágicas y colores impresionantes. Con su mochila llena de galletitas, un cuaderno y lápices de colores, se adentró en la aventura.

Mientras caminaba, el sonido de los pájaros la recibió con alegría. Era un lugar hermoso, lleno de árboles altos y flores de todas formas y tamaños. Pero lo que más la sorprendió fue cuando, de repente, se encontró con un pequeño conejo blanco que la miraba curiosamente.

"¡Hola, conejo!" - saludó Paula emocionada.

"¡Hola, Paula!" - respondió el conejo, para su sorpresa. "Soy Benji, ¿quieres venir a conocer el Bosque de los Mil Colores?"

Paula no podía creer lo que escuchaba. No solo un conejo le estaba hablando, sino que además le ofrecía conocer un lugar mágico.

"¡Sí!" - respondió con entusiasmo. "¡Muero de ganas por ver ese bosque!"

Benji saltó frente a ella, llevándola por un sendero lleno de flores brillantes. Mientras caminaban, Paula observó cómo cada flor parecía tener su propio color exclusivo.

"Este es el Jardín de las Flores Cantantes," - explicó Benji. "Cada vez que el viento sopla, las flores cantan y cuentan historias del bosque. ¡Escucha!"

Paula se quedó en silencio e hizo atención. El viento sopló suavemente y las flores comenzaron a cantar:

"En el bosque donde los sueños van, hay un lugar donde la risa nunca se va…"

"¡Es hermoso!" - exclamó Paula.

Pasaron por un arroyo donde el agua brillaba como diamantes. Allí, encontraron a una tortuga que parecía muy preocupada.

"¿Qué te pasa?" - preguntó Paula al notar su cara triste.

"He perdido mi caparazón del color azul," - dijo la tortuga "sin él, no puedo brillar como antes."

"No te preocupes, lo encontraremos juntos," - dijo Paula decidida. "¿Dónde lo perdiste?"

La tortuga suspiró.

"Cerca de La Colina de las Mariposas Altas, pero allí es muy difícil de llegar. Hay que escalar."

Paula miró a Benji, que asintió con la cabeza.

"No hay nada que temer. Juntos podemos hacerlo," - dijo.

Así que continuaron su camino hacia La Colina de las Mariposas Altas. Paula se sentía emocionada y un poco asustada. Cuando llegaron a la colina, se encontraron con muchas mariposas de colores brillantes danzando en el aire. Paula se sintió inspirada y pintó una hermosa mariposa en su cuaderno.

De pronto, una de las mariposas se acercó y le dijo:

"¿Qué haces aquí, Paula?"

"Buscamos el caparazón azul de la tortuga. ¿Lo has visto?" - preguntó ella.

La mariposa sonrió.

"Sí, lo vi caer cerca del arroyo. Está atrapado entre las piedras.">>

"Gracias, ¡vamos!" - gritó Paula, y con Benji y la tortuga corrieron rumbo al arroyo. Al llegar, encontraron un montón de piedras y entre ellas, el caparazón azul brillaba con fuerza.

Paula, con mucho esfuerzo, logró sacarlo. "¡Aquí está!" - gritó con alegría.

La tortuga sonrió y se lo puso. De inmediato, se llenó de color y empezó a brillar más que nunca.

"¡Gracias, Paula!" - dijo. "Ahora ya puedo respirar la felicidad nuevamente."

Benji aplaudió y Paula sintió un gran calor en su corazón.

"¡Lo hicimos juntos!" - exclamó.

Las mariposas comenzaron a danzar alrededor de ellos, y el bosque estalló en colores vibrantes. Paula, Benji y la tortuga se unieron a la celebración.

"Este lugar es realmente mágico," - dijo Paula con una sonrisa. "Quiero venir siempre a ayudar y aprender sobre el bosque."

"Siempre serás bienvenida. Recuerda, el verdadero color de la vida viene de hacer cosas buenas para los demás," - le dijo la tortuga.

Y así, Paula descubrió que el bosque no solo era un lugar lleno de maravillas, sino también un espacio donde la amistad, la ayuda y la bondad brillaban más que todos los colores del mundo. Prometió volver a ayudar a todos los amigos que hiciera en su próxima aventura. Con el corazón lleno de alegría, dio un último vistazo al bosque antes de regresar a casa.

Desde ese día, Paula nunca se sintió sola, porque sabía que tenía una nueva familia entre las criaturas del Bosque de los Mil Colores, y que cada vez que ayudaba, el bosque se llenaba aún más de luz y color.

FIN.

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