El Bosque de los Números y el Gran Juego de la Amistad



Había una vez, en un colorido bosque lleno de árboles altos y flores brillantes, un pequeño grupo de animales que vivían felices. Cada uno de ellos tenía una habilidad especial y todos se querían mucho. Sin embargo, un día, algo muy extraño comenzó a suceder en el bosque.

Todo comenzó con una gran reunión. Los animales, emocionados, se juntaron bajo el gran roble para hablar sobre el Gran Juego de la Amistad, un evento anual donde todos demostrarían sus habilidades y, sobre todo, compartirían buenos momentos.

"¡Este año será el mejor de todos!" - exclamó el conejo Lucas, saltando de emoción.

"Sí, ¡quiero mostrar lo rápido que puedo correr!" - dijo María, la tortuga, a quien le encantaba dar sorpresas.

"Y yo voy a hacer una presentación de mis habilidades para escalar árboles" - añadió Pablo, el ardilla.

"¡Eso suena genial!" - dijo Lila, la mariposa, aleteando sus coloridas alas.

Pero cuando estaban a punto de comenzar los preparativos, notaron algo extraño. De repente, los números que habían aprendido a contar y que les ayudaban a organizar el juego empezaron a desaparecer. Uno a uno, se esfumaron.

"¡Oh no!" - gritó Lucas, mirando alrededor.

"Si no hay números, ¿cómo vamos a jugar?" - se preocupó Lila.

"Esto es un desastre. ¡Necesitamos los números para ayudar a los más pequeños a contar sus puntos!" - contribuyó Pablo.

Los animales se miraron llenos de preocupación. Sin los números, no podrían jugar. Así que decidieron formarse en grupos y salir a buscar los números perdidos. Mientras avanzaban por el bosque, se encontraron con varios desafíos divertidos.

Maria, la tortuga, se dio cuenta que su tranquilo andar le dio la ventaja de poder observar bien.

"¡Miren!" - dijo, señalando un arbusto lleno de flores. "Creo que allí hay algo brillante. ¡Podría ser un número!"

Al acercarse, descubrieron un brillante número 3 que saltaba alegremente.

"¡Hola! ¡Soy el número 3!" dijo el número, riendo.

"¿Por qué te fuiste?" - preguntó Lila.

"Me sentía un poco solitario. Todos los días siempre me llamaban para el juego, pero nunca me preguntaron cómo estaba. Así que vine a ver si realmente me extrañaban" - explicó.

Los animales se miraron y comprendieron algo.

"¡Nosotros estamos tan ocupados con el juego que olvidamos preguntarles a los números cómo se sienten!" - dijo Lucas.

"Por favor, vuelve con nosotros. Te extrañamos y queremos jugar contigo, no por tu valor, sino por lo especial que sos como número" - añadió Lila.

El número 3 sonrió y decidió volver al grupo.

"¡Solo quiero un poco de amistad!" - exclamó "¡Vamos a buscar a los demás!"

Así, comenzaron a ayudar a otros números a regresar. Contaron historias, rieron juntos y compartieron sus diferentes habilidades. Cada número que recuperaban se unía a la celebración, y la amistad en el bosque se hacía más fuerte.

Finalmente, localizaban al número 5, quien estaba en una isla de dulces esperando ser encontrado.

"¿Me extrañaban?" - preguntó cuando lo encontraron.

"¡Por supuesto! No se puede tener un juego sin ti!" - contestó Pablo.

Con todos los números de vuelta, el Gran Juego de la Amistad pudo comenzar. Todos los animales se divirtieron, no solo mostrando sus habilidades, sino también disfrutando de la oportunidad de fortalecer lazos. Al término del día, cada número tenía su propia historia y cada animal un nuevo amigo.

"¡Siempre debemos recordar incluir a nuestros amigos números!" - añadió Lucas.

"Y siempre asegurarnos de abrirnos con ellos, preguntarles cómo se sienten" - dijo Lila, sonriendo.

Y así, el Bosque de los Números no solo se llenó de alegría, sino que también aprendió un valioso mensaje: la verdadera amistad no se trata solo de jugar, sino de cuidar y apreciar a quienes nos rodean.

Fin.

FIN.

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