El Bosque de los Recuerdos
En un pequeño pueblo rodeado de colinas verdes y un hermoso bosque, vivía una niña llamada Sofía. Ella era muy alegre y le encantaba explorar el bosque siempre acompañada de sus papás. Un día, mientras jugaba entre los árboles, escuchó una suave melodía que venía de más adentro del bosque.
"¿Qué será ese sonido tan bonito?" - se preguntó Sofía, llena de curiosidad.
Decidió seguir la música, dejando de lado a sus papás por un momento. Ellos la habían advertido que no se alejara demasiado, pero la melodía era tan cautivadora que no pudo resistirse. Tras unos minutos de caminata, llegó a un claro donde encontró a un pequeño pájaro azul que cantaba con todo su corazón.
"¡Hola, pajarito!" - saludó Sofía "Tu canto es maravilloso. ¿Por qué estás solo aquí?"
"Hola, Sofía. Soy un pájaro guardián de este bosque. A veces, los animales se alejan, y la melodía los llama a volver. Pero hoy, sólo estoy aquí para mostrarte algo especial." - dijo el pájaro mientras agitaba sus alas.
Intrigada, Sofía decidió seguir al pájaro más adentro del bosque. Comenzaron a andar, cruzando ríos y saltando sobre troncos caídos.
"¿A dónde vamos?" - preguntó Sofía, llena de emoción.
"A un lugar donde las memorias son fuertes y el amor nunca se va. A veces, la vida cambia y las personas que amamos no están siempre a nuestro lado. Pero los recuerdos siempre nos acompañan."
Finalmente llegaron a un hermoso lago rodeado de flores. El agua brillaba bajo el sol, y de repente, empezaron a aparecer imágenes de situaciones felices que Sofía había vivido con sus papás: su primer paseo por el parque, su cumpleaños con globos rodeada de amigos, y ese verano en la playa.
"¡Mirá!" - exclamó Sofía, señalando las imágenes en el agua. "¡Qué lindo! ¿Esto es un sueño?"
"No, Sofía. Esto es el poder de los recuerdos. Ellos están siempre contigo, incluso cuando no puedan estar físicamente. Ahora sabemos que cada vez que pienses en esos momentos, ellos reviven en tu corazón." - explicó el pajarito, sonriendo.
Mientras Sofía admiraba el lago, sintió una mezcla de alegría y tristeza. Comprendía que sus papás la amaban aunque no estuvieran a su lado todo el tiempo. Pero, de repente, vio que la luz del sol empezaba a desvanecerse y el ambiente se volvía un poco más oscuro.
"¿Qué pasa, pajarito?" - preguntó Sofía, preocupada.
"Es hora de que regreses a casa, Sofía. Pero recuerda, siempre que te sientas sola o necesites a tus papás, ven a este lago y piensa en esos momentos felices. Cada rayo de sol es un recuerdo que brilla en tu corazón." - respondió el pájaro.
Sofía asintió con la cabeza, comprendiendo la importancia de esos recuerdos. Mientras regresaba a casa acompañada de su nuevo amigo, su corazón estaba lleno de calidez y amor.
Al llegar a casa, encontró a sus papás esperándola, sonriendo con preocupación y amor.
"¡Sofía! Creímos que te habías perdido. ¿Dónde estabas?" - preguntó su mamá, abrazándola.
"Fui a un lugar mágico donde aprendí sobre los recuerdos. Y siempre que los recuerde a ustedes, nunca estaré sola." - dijo Sofía, sonriendo.
"Eso es cierto, amor. Siempre llevaremos tu corazón con nosotros, incluso cuando estamos distantes." - su papá le acarició el pelo.
Esa noche, mientras Sofía se acomodaba en su cama, cerró los ojos y sonrió, pensando en el lago y en los recuerdos que vivirían para siempre dentro suyo. Con su corazón lleno de amor y memorias, entendió que aunque a veces su papá y su mamá no pudieran estar con ella, su amor la acompañaría siempre, como el canto del pájaro.
Y así, Sofía siguió explorando el mundo con confianza, recordando que la magia del amor vive eternamente en sus recuerdos.
FIN.