El Bosque de los Reencuentros



Había una vez una niña llamada María que vivía en un pequeño pueblo rodeado de montañas. María era una niña curiosa y siempre estaba buscando aventuras para divertirse.

Pero lo que más le gustaba era pasar tiempo con su abuela, quien tenía muchas historias interesantes para contar. Un día, mientras María jugaba en el jardín, vio a su abuela sentada en el porche con una expresión triste en su rostro.

Se acercó corriendo y preguntó: "Abuelita, ¿qué te pasa? Pareces triste". La abuela suspiró y respondió: "Querida María, estoy extrañando mucho a mi mejor amiga de la infancia. Solíamos jugar juntas todos los días cuando éramos jóvenes, pero hace muchos años que no la veo".

María se sintió muy triste al ver a su abuela así y decidió hacer algo al respecto. Recordó que había oído hablar de un lugar mágico llamado el Bosque Encantado donde se decía que los deseos se hacían realidad.

Sin perder tiempo, María tomó la mano de su abuela y la llevó hacia el Bosque Encantado. Caminaron durante horas hasta llegar a un claro lleno de flores brillantes y mariposas coloridas. De repente, apareció una hada radiante ante ellas.

"¡Bienvenidas al Bosque Encantado!", dijo el hada con voz melodiosa. María explicó cómo querían encontrar a la amiga perdida de su abuela y le pidió ayuda al hada.

El hada sonrió bondadosamente y les dijo: "Si desean encontrarla, tendrán que superar tres pruebas". La primera prueba era encontrar una llave dorada escondida entre las flores del bosque. María y su abuela buscaron y buscaron hasta que finalmente encontraron la llave.

La segunda prueba consistía en cruzar un río sin puente. María tuvo una idea brillante y construyó un puente improvisado con ramas y hojas. Juntas, cruzaron el río de manera segura. Finalmente, llegaron a la tercera prueba: escalar una montaña empinada.

María era valiente y decidida, así que trepó cuidadosamente hasta la cima junto con su abuela. Cuando llegaron a la cima, se encontraron con una mujer mayor sentada bajo un árbol.

La abuela miró a través de sus arrugas y reconoció inmediatamente a su amiga perdida de la infancia. Las dos mujeres se abrazaron emocionadas mientras María sonreía orgullosa por haber ayudado a reunir nuevamente a estas viejas amigas.

De regreso en casa, la abuela le dio las gracias a María por haberla llevado al Bosque Encantado y por haberla ayudado a encontrar a su amiga perdida. "Eres mi heroína", dijo la abuela emocionada.

María aprendió una valiosa lección sobre el poder de la determinación y el amor familiar ese día. Aprendió que siempre es importante apoyar y cuidar de aquellos que amamos, incluso cuando están tristes o necesitan ayuda para recordar momentos felices del pasado.

Desde ese día en adelante, María siempre estuvo dispuesta a hacer todo lo posible para alegrar el corazón de su querida abuela. Juntas, crearon recuerdos maravillosos y se convirtieron en las mejores amigas para siempre.

FIN.

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