El Bosque de los Sentimientos
En un lugar muy lejano, había un bosque encantado conocido como el Bosque de los Sentimientos. Era un sitio mágico donde cada árbol tenía hojas que cambiaban de color según las emociones de los que lo habitaban. Además de los árboles brillantes, en el bosque vivían criaturas de diversas formas y colores que compartían su vida con los árboles. Al atardecer, el cielo se tiñó de tonos rosa y naranja, llenando el aire de una atmósfera mágica.
Una mañana soleada, dos amigos inseparables, una niña llamada Lía y su pequeño dragón llamado Porto, decidieron aventurarse en el bosque.
"¡Mirá, Lía! Esa árbol tiene hojas doradas. ¡Debe estar muy feliz!" - exclamó Porto, volando alrededor de un imponente árbol con hojas brillantes.
"Sí, Porto, pero los árboles también reflejan lo que sentimos. Quizás debemos pensar en algo que nos haga sonreír para que el bosque brille aún más" - respondió Lía mientras acariciaba las hojas del árbol.
Continuaron su recorrido, observando cómo los colores de las hojas cambiaban a medida que se movían. De repente, se escuchó un sollozo leve.
"¿Escuchaste eso, Porto?" - preguntó Lía, deteniéndose.
"Sí, parece que alguien está triste. Vamos a ver qué sucede." - contestó el dragón, con su pequeña cola moviéndose de un lado a otro.
Siguiendo el sonido, encontraron a una pequeña criatura azul llamada Tiki, que estaba sentada sobre una piedra llorando.
"¿Por qué lloras, Tiki?" - preguntó Lía, acercándose a ella.
"Mis hojas se están volviendo grises, y eso significa que me siento sola y triste. Mis amigos siempre están tan ocupados" - respondió Tiki, con lágrimas resbalando por su rostro.
"No te preocupes. Vamos a hacer algo divertido para que tus hojas vuelvan a brillar" - sugirió Lía.
"¡Sí! Pero, ¿qué podemos hacer?" - preguntó Tiki, mirando con esperanza a sus nuevos amigos.
- “Podríamos organizar una fiesta en el claro del bosque, invitar a todos nuestros amigos y jugar juntos. ¡Así seguro se pondrán coloridas tus hojas! ” - dijo Porto, agitando su cola emocionado.
Decididos a ayudar a Tiki, Lía y Porto comenzaron a planear la fiesta. Invitaron a todas las criaturas del bosque, desde los más pequeños con alas brillantes hasta los gigantes árboles que se mecían suavemente al viento. Cada uno aportó algo especial para la celebración: música, luces y comida.
El gran día llegó y el claro del bosque se llenó de risas y alegría. Las criaturas bailaban, cantaban y jugaban juntos, creando un ambiente mágico.
Tiki, rodeada de sus nuevos amigos, comenzó a sonreír. Sus hojas tomaron un tono vibrante, pasando de gris a un hermoso azul brillante, reflejando su felicidad.
"¡Miren! Mis hojas están de vuelta a la vida!" - gritó Tiki con alegría.
"¡Lo sabíamos! Cuando compartimos momentos felices, todo se ilumina." - dijo Lía, abrazando a Tiki.
La fiesta continuó hasta que las sombras alargadas del atardecer comenzaron a caer sobre el bosque. Todos miraron al cielo que se pintaba de tonos rosa y naranja.
"Gracias por ayudarme a recordar lo que es la alegría. Nunca más me sentiré sola" - dijo Tiki, agradecida con sus nuevos amigos.
"Y no olvides que siempre puedes contar con nosotros. La amistad es lo más importante" - respondió Porto, guiñando un ojo.
Desde ese día, el Bosque de los Sentimientos siguió cambiando de color, pero ahora también vibraba con la alegría de todos sus habitantes. Aprendieron que compartir emociones, ya sean buenas o malas, fortalecía su amistad y llenaba su mundo de colores y magia.
Así, Lía, Porto, y Tiki, junto con todas las criaturas del bosque, vivieron muchas más aventuras, siempre recordando que un corazón feliz puede transformar cualquier lugar en un paraíso de colores.
FIN.