El Bosque de los Seres Amados


Había una vez, en un bosque encantado, donde los árboles bailaban al compás del viento y los animalitos jugaban felices entre las hojas caídas. En ese lugar mágico, vivían dos hermanitos curiosos y aventureros: Sofía y Mateo.

Un día, mientras exploraban un rincón desconocido del bosque, se encontraron con una viejecita sabia que les dijo: "Hola niños, ¿quieren conocer la historia de la creación?".

Sofía y Mateo asintieron emocionados y se sentaron alrededor de la anciana para escuchar atentamente. La viejecita comenzó su relato: "-En el principio de los tiempos, cuando todo era oscuridad, un rayo de luz iluminó el universo y así nacieron las estrellas.

Ellas brillaban con fuerza en el cielo nocturno y guiaban a todos los seres en su camino. "Los ojos de Sofía brillaban como las estrellas mismas mientras escuchaba fascinada la historia.

La viejecita continuó: "-Luego, la madre Tierra despertó con un suspiro profundo y creó los océanos azules que acariciaban sus costas. De su mano surgieron montañas majestuosas que desafiaban el cielo y valles verdes llenos de vida. "Mateo estaba tan emocionado que no podía contenerse: "-¡Wow! ¡Qué increíble es todo esto!".

La viejecita sonrió y prosiguió: "-Pero lo más especial fue cuando la madre Tierra sopló su aliento cálido sobre las semillas dispersas por el viento. Así nacieron los árboles frondosos, las flores coloridas y todas las plantas que adornan nuestro mundo.

"Sofía levantó la mano con entusiasmo: "-¿Y qué pasó con los animales?". La viejecita respondió con ternura: "-Ahora viene lo mejor... Los animales fueron creados con amor a partir de barro y polvo de estrellas.

Cada uno recibió un regalo especial: la rapidez del venado, la fuerza del león, la astucia del zorro... "El sol comenzaba a ponerse en el horizonte mientras la historia llegaba a su fin.

La viejecita concluyó diciendo: "-Y así es como todos nosotros formamos parte de esta maravillosa creación. Recuerden siempre cuidarla y respetarla". Sofía abrazó a Mateo emocionada mientras miraban juntos el paisaje dorado por el atardecer.

Habían aprendido una gran lección aquel día en el bosque encantado: cada ser vivo es único e importante en este vasto universo creado con amor.

Y así, entre risas y abrazos fraternalaes volvieron a casa llevando consigo no solo recuerdos inolvidables, sino también un profundo respeto por toda forma de vida en este bello planeta llamado Tierra.

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