El Bosque de los Seres Encantados
Había una vez en un pequeño pueblo rodeado de montañas, una niña valiente y curiosa llamada Lina. Desde muy pequeña, Lina había escuchado historias sobre un misterioso bosque encantado que se encontraba al otro lado del río.
Se decía que en ese bosque vivían hadas, duendes y criaturas mágicas. Un día, decidida a descubrir los secretos del bosque encantado, Lina se preparó con su mochila llena de provisiones y su linterna.
Cruzó el puente de madera que llevaba al bosque y se adentró entre los árboles. El aire estaba lleno de susurros y el suelo crujía bajo sus pies. De repente, Lina escuchó una risa traviesa que parecía venir de arriba.
Levantó la mirada y vio a un simpático duende verde balanceándose en una rama. "-¡Hola! Soy Puck, el guardián del bosque encantado", dijo el duende con una sonrisa. Lina no podía creer lo que veían sus ojos.
Había encontrado a un verdadero duende en el bosque encantado. "-¡Hola Puck! Soy Lina, ¿puedes mostrarme más cosas asombrosas de este lugar?", preguntó emocionada la niña.
Puck aceptó encantado y guió a Lina por senderos ocultos entre las plantas exóticas y los árboles centenarios. Le presentó a las hadas danzarinas que iluminaban el camino con destellos dorados y le enseñó a distinguir las huellas de animales mágicos.
Mientras exploraban juntos, llegaron a un claro donde había un estanque cristalino custodiado por una hermosa ninfa del agua llamada Marina. "-¡Bienvenida viajera! ¿Deseas escuchar el canto del agua?", invitó Marina con voz melodiosa.
Lina asintió emocionada mientras Marina cantaba una canción tan dulce que hizo brillar las aguas del estanque como diamantes bajo la luz del sol filtrándose entre las hojas de los árboles. Después de pasar todo el día explorando junto a sus nuevos amigos mágicos, llegó la hora de regresar al pueblo antes de que cayera la noche.
"-Gracias Puck, gracias Marina por mostrarme la belleza escondida en este bosque encantado", expresó Lina con gratitud en su corazón. Al cruzar nuevamente el puente hacia casa, Lina sabía que nunca olvidaría esa maravillosa aventura en el bosque encantado.
Y desde entonces entendió que la magia está presente en todas partes para aquellos dispuestos a abrir sus corazones y mentes a lo desconocido.
FIN.