El Bosque de los Sueños
Había una vez, en un pequeño pueblo rodeado de montañas, una niña llamada Sofía. Sofía era curiosa, aventurera y le encantaba explorar. Un día, mientras paseaba por un sendero conocido, se encontró con una entrada que nunca había visto antes. Un letrero de madera decía: 'Bienvenidos al Bosque de los Sueños'. Con emoción en el corazón, Sofía decidió entrar.
Al cruzar el umbral, un brillo especial iluminó su rostro. Todo el lugar estaba lleno de árboles de colores brillantes, flores que cantaban suaves melodías y animales que hablaban con una voz amistosa. Sofía se sentía como si hubiera caído en un cuento de hadas.
Mientras caminaba, se topó con un conejo que llevaba un pequeño sombrero.
"¡Hola! ¿Quién sos?" preguntó Sofía con asombro.
"Soy Benny, el conejo astrónomo. Aquí en el bosque, cada estrella tiene su historia. ¿Te gustaría escucharla?" dijo el conejo mientras señalaba con su patita hacia el cielo.
"¡Sí, por favor!" respondió Sofía entusiasmada.
Benny le contó historias fascinantes sobre cada estrella, su origen y las aventuras que habían tenido. Sofía, maravillada, se sentía más feliz cada minuto que pasaba en el bosque. Sin embargo, a medida que se adentraba más, escuchó un lamento suave que provenía de detrás de un arbusto.
Curiosa, se acercó y descubrió a una pequeña hada llamada Lila, que estaba atrapada en una telaraña.
"¡Ayuda! No puedo salir de aquí", sollozó Lila.
Sofía no dudó.
"No te preocupes, ¡te ayudaré!" Exclamó mientras sacaba una ramita y cuidadosamente comenzó a despejar la telaraña. Lila, reconociendo la bondad de Sofía, le agradeció profusamente.
"Gracias, valiente amiga. Por tu acto de bondad, te otorgaré un deseo mágico", dijo el hada.
Sofía pensó por un momento, y luego dijo:
"Desearía que todos en mi pueblo pudieran conocer la belleza y la magia de este bosque".
Lila sonrió y agitó su varita, creando un destello de luz que iluminó el bosque. De repente, un camino brillante se abrió hacia el pueblo. Sofía, emocionada, llevó a Lila y a Benny hacia el pueblo.
Cuando llegaron, todos los habitantes miraban asombrados el sendero que llevaba a un lugar lleno de maravillas. Sofía y sus nuevos amigos compartieron historias sobre el bosque, mostrando las flores que cantaban y los árboles que bailaban con el viento.
Sin embargo, no todo era alegría. Un viejo troll, celoso de la belleza del bosque y de la atención que recibía, apareció furioso.
"¿Qué están haciendo aquí? No pueden llevar a los humanos al bosque. Es peligroso".
Sofía, con valentía, le respondió:
"Pero este bosque está lleno de magia y felicidad. Todos merecen conocerlo y cuidar de él".
El troll, sorprendido por la valentía de la niña, dejó caer su ceño fruncido.
"¿Cuidarlo? Nunca se me había ocurrido..." murmuró.
Sofía, al ver su cambio de actitud, se acercó al troll.
"Podemos cuidarlo juntos. Tu conocimiento sobre el bosque puede ayudar a mantenerlo a salvo".
Con esa propuesta, el troll asintió. Desde ese día, se formó un equipo entre Sofía, sus amigos y el troll, quienes trabajaron juntos para cuidar del bosque.
Sofía, con su deseo hecho realidad, aprendió que a veces, incluso aquellos que parecen temibles pueden tener un corazón amable. Y que la verdadera magia proviene de la bondad y la colaboración.
Al final del día, Sofía prometió regresar siempre y cada vez que lo hacía, el bosque le enseñaba algo nuevo. Aprendió sobre la importancia de cuidar el mundo que la rodeaba y compartir la felicidad con los demás, una enseñanza que nunca olvidaría.
FIN.