El Bosque de los Sueños



Era un hermoso día de primavera cuando un niño llamado Mateo decidió explorar el bosque cercano a su casa. Con su mochila llena de bocadillos y su linterna, se aventuró entre los árboles altos y frondosos. Mientras caminaba, se maravillaba de los sonidos de la naturaleza: el canto de los pájaros, el susurro del viento y el murmullo de un arroyo.

De repente, mientras seguía un sendero que lo llevó más adentro del bosque, se dio cuenta de que había perdido el camino de regreso.

-Mmm, creo que me he perdido –dijo Mateo, un poco asustado, pero también emocionado por la aventura que estaba viviendo.

Mateo decidió no entrar en pánico. Se sentó sobre una piedra grande y pensó en cómo podría encontrar el camino de vuelta. Recordó lo que su madre siempre le decía: "Si alguna vez te pierdes, trata de quedarte donde estás y observa a tu alrededor. La naturaleza siempre tiene una forma de guiarte".

Mientras observaba a su alrededor, notó a un pequeño pájaro azul que lo miraba fijamente.

-Hola, pequeño amigo, ¿sabes cómo salir de este lugar? –preguntó Mateo.

El pájaro, pareciendo entender, comenzó a volar en círculos en el aire y luego se dirigió hacia un camino que se veía un poco iluminado. Mateo decidió seguirlo.

-Cuando lleguemos a un lugar seguro, te daré un bocado de mi merienda –le prometió mientras caminaba detrás del pájaro.

Después de un rato, Mateo se topó con un conejo que estaba bastante curioso. El conejo se acercó a él.

-¿Perdiste tu camino? –preguntó el conejo, moviendo sus orejas largas de un lado a otro.

-Sí, estoy intentando regresar a casa –contestó Mateo, sintiendo que tenía un nuevo amigo.

El conejo pensó por un momento y luego dijo:

-Si me sigues, tal vez pueda ayudarte. Conozco bien este bosque. –Y le hizo una señal con su patita para que lo siguiera.

Mateo siguió al conejo mientras este corría ágilmente entre los árboles. Sin embargo, después de un rato, Mateo notó que el conejo se detenía, mirando a su alrededor como si estuviera confundido.

-¿Sabes hacia dónde vamos? –preguntó Mateo, un poco preocupado.

-¡Vaya! Creo que me perdí también –dijo el conejo, ruborizándose mientras daba pequeños saltitos.

Mateo comenzó a reírse:

-No te preocupes, amigo. Tal vez podemos encontrar el camino juntos. ¿Qué te parece?

El conejo se sintió mejor tras escuchar las palabras de Mateo.

-¡Claro! Juntos será más fácil.

Así que siguieron caminando y charlando sobre sus vidas, riendo y compartiendo historias. Después de un rato, encontraron un arroyo brillante que cortaba el camino.

-Mira, creo que el arroyo nos puede ayudar –dijo Mateo.

-¡Claro! Los ríos siempre fluyen hacia el lago, y de ahí podemos encontrar el camino a casa. –El conejo, entusiasmado, se sumó a la idea.

Siguieron el arroyo, buscando señales familiares. Mateo comenzó a recordar detalles del tiempo que había pasado explorando el bosque con su mamá. Al mismo tiempo, el conejo le ayudaba a observar si había alguna pista de salida.

De repente, cuando menos lo esperaban, vieron a lo lejos una figura familiar: era su mamá que lo estaba buscando.

-¡Mateo! –gritó ella, llena de preocupación.

Mateo corrió hacia ella con alegría.

-Mamá, estaba perdido, pero me ayudaron un pájaro y un conejo. –dijo emocionado mientras señalaba a sus nuevos amigos.

-Gracias por cuidar de él –dijo su mamá al conejo y al pájaro, quienes se miraron con orgullo.

-¡Hasta luego! –dijo el conejo al irse.

-¡Hasta la próxima, Mateo! –cantó el pájaro volando lentamente hacia el cielo.

Mateo miró a su mamá, sintiéndose feliz de estar de regreso. Al regresar a casa, se dio cuenta de que, a pesar del miedo de perderse, había aprendido que la amistad y la perseverancia son claves en cualquier aventura.

-Y recuerda, siempre hay algo o alguien dispuesto a ayudarte, solo tienes que estar atento a tu alrededor –le dijo su mamá, dándole un abrazo.

Así, Mateo nunca olvidó su experiencia en el bosque, y cada vez que escuchaba el canto de un pájaro o veía un conejo, sonreía, sabiendo que siempre podía contar con la naturaleza y sus pequeños amigos en cualquier aventura que decidiera emprender.

FIN.

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