El Bosque de los Sueños



Era una vez un hermoso bosque lleno de árboles altos y frondosos, donde todos los animales vivían en armonía. En el centro de este bosque había un árbol muy especial llamado Sabio, que tenía la capacidad de hablar y brindarle consejos a todos los que se acercaban. Un día, Caperucita Roja, una niña muy valiente y curiosa, decidió visitar a su abuela que vivía al otro lado del bosque. Mientras caminaba, todos los animales, desde los más pequeños hasta los más grandes, se acercaron a ella.

"¡Hola, Caperucita! ¿A dónde vas con esa cesta tan linda?" - le preguntó un conejito que corría cerca.

"Voy a visitar a mi abuela, que vive al otro lado del bosque" - respondió Caperucita.

Caperucita sonrió y siguió su camino, pero los animales estaban muy preocupados. Habían escuchado rumores sobre la bruja malvada que vivía en el bosque y que siempre estaba buscando formas de hacer estragos.

Un zorro astuto decidió advertirle.

"Caperucita, ten mucho cuidado. La bruja malvada ha estado rondando por aquí. No la subestimes, es muy engañosa".

"No voy a dejar que nada me detenga, ¡voy a ver a mi abuela!" - respondió Caperucita con determinación.

Cuando Caperucita llegó al pie del Árbol Sabio, decidió detenerse un momento para descansar y escuchar algunos de sus consejos.

"¡Hola, niño! ¿A dónde te diriges tan rápido?" - preguntó Sabio con una voz tranquila.

"Voy a ver a mi abuela, pero he escuchado que hay peligros en el camino" - dijo Caperucita, preocupada.

"Recuerda, querida Caperucita, que siempre es bueno escuchar a tus amigos. Ellos quieren cuidarte, pero también debes confiar en tu instinto. A veces, el verdadero peligro no es el que parece" - le aconsejó el árbol.

Caperucita agradeció el consejo y decidió seguir alerta. Mientras avanzaba, escuchó un susurro que venía de detrás de unos arbustos. Era la bruja malvada, que la estaba observando desde lejos.

"Hola, Caperucita, ¿a dónde vas con esa bonita cesta?" - dijo la bruja con una sonrisa que no parecía amigable.

"Voy a visitar a mi abuela" - respondió Caperucita, manteniendo la mirada firme.

"Qué lindo, pero te podría ayudar a llegar más rápido. Solo tienes que seguirme por este atajo..." - indicó la bruja, señalando un camino oscuro.

Caperucita, recordando las palabras de Sabio, dudó.

"No, gracias. Prefiero ir por el sendero que me acompaña" - contestó, mientras se daba media vuelta.

La bruja se molestó y decidió arrojar un hechizo sobre Caperucita, pero justo en ese momento, los animales del bosque se acercaron para ayudarla. El zorro comenzó a ladrar, el conejito golpeó el suelo con sus patas y las aves comenzaron a cantar.

"¡Nuestra amiga no está sola!" - gritó el zorro.

"¡Vakuens, vakuens!" - chirriaron las aves al unísono, creando una barrera de sonidos.

La bruja, confundida por el alboroto, se retiró un poco.

"¡Volveré! No se piensen que esto ha terminado" - exclamó mientras se perdía entre los árboles.

Caperucita se sintió aliviada y agradecida por sus amigos del bosque.

"No sé qué haría sin ustedes. Gracias por ayudarme" - dijo Caperucita con una sonrisa genuina.

Los animales se reunieron a su alrededor. Sabio los observaba desde la distancia y decidió intervenir.

"Caperucita, este es un buen momento para recordarte que la amistad y el trabajo en equipo son valiosos. Nunca estás sola en el bosque si tienes amigos que te cuidan".

Finalmente, Caperucita llegó a la casa de su abuela sanamente y tuvo una tarde maravillosa junto a ella. Aprendió que el bosque podía ser un lugar mágico, lleno de aventuras, pero que lo más importante eran los amigos y la valentía que se necesitaba para enfrentarse a los desafíos.

Al regresar, les contó todo a los animales para que conocieran la valentía de mantenerse unidos, incluso en los momentos de peligro. Y así, el bosque siguió siendo un lugar de armonía, en donde la unión y la inteligencia triunfaron sobre la maldad.

FIN.

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