El Bosque de los Sueños
En un hermoso bosque rodeado de montañas y ríos cristalinos, vivían muchas hadas que cuidaban de la naturaleza. Entre ellas, había una hada llamada Lila, famosa por su risa contagiosa y su gran bondad. Sin embargo, Lila tenía un pequeño problema: nunca había volado alto en su vida. Siempre soñaba con explorar los rincones más lejanos de su bosque, pero su miedo a las alturas la detenía.
Un día, mientras Lila paseaba cerca del lago, escuchó a una pequeña ardilla llorando.
"¿Qué te pasa, pequeña ardillita?" - preguntó Lila con su voz suave.
"He perdido a mi amiga e intento encontrarla, pero no sé por dónde buscar. ¡No puedo trepar tan alto!" - sollozó la ardillita.
Lila, conmovida por la tristeza de la ardilla, decidió ayudarla. En ese momento, una idea brillante pasó por su mente: si volaba alto, podría ver todo el bosque y ayudar a la ardillita a encontrar a su amiga.
"¡Voy a ayudarte!" - exclamó Lila mientras se enderezaba, decidida a vencer su miedo.
"¿Tú volar? Pero nunca has volado alto..." - dudó la ardillita.
"Sí, pero hoy es un buen día para intentarlo. ¡Vamos!" - dijo Lila con determinación.
Lila y la ardillita se acercaron a la cima de una colina. Lila comenzó a batir sus alas tímidamente.
"Respira profundo, Lila. Tú puedes hacerlo" - se dijo a sí misma. Con un salto, se lanzó hacia el cielo, pero al principio solo subió un poco y luego cayó de nuevo.
"¡Ay!" - gritó Lila, sintiéndose decepcionada.
"No te preocupes, Lila. Solo necesitas intentarlo de nuevo" - animó la ardillita.
Fue entonces cuando Lila recordó algo importante que sus abuelas hadas siempre le decían: "Si no lo intentas, nunca lo lograrás". Así que, con una sonrisa renovada, tomó aire y volvió a intentarlo. Esta vez, batió sus alas con más fuerza y, para su sorpresa, subió más alto.
Al llegar a lo alto de la colina, Lila pudo mirar todo el bosque. Desde allí, vio un claro donde jugaban muchas ardillas, y con alegría indicó a su amiga.
"¡Allá están!" - gritó Lila emocionada.
"¡Oh, gracias, Lila! ¡Eres la mejor!" - respondió la ardillita, saltando de alegría.
Ambas bajaron rápidamente y, al llegar al claro, la ardillita se reunió con sus amigos, que estaban muy preocupados por ella.
"¡No sabía que eras tan valiente!" - dijeron los amigos de la ardillita.
"¡Gracias a Lila, que vio todo desde el cielo!" - respondió la ardillita abrazando a Lila.
A partir de entonces, Lila no solo se volvió conocida por su risa, sino también por su valentía. Y cada vez que un pequeño amigo necesitaba ayuda, Lila volaba alto para ayudarlo a encontrar lo que buscaba.
Con el tiempo, Lila ya no sintió miedo de volar. Aprendió que los sueños pueden hacerse realidad si uno se atreve a intentarlo.
Y así, en el Bosque de los Sueños, las hadas aprendieron que no solo hay que cuidar la naturaleza, sino también a los amigos, y que los más grandes desafíos pueden superarse con esfuerzo y valentía.
FIN.