El Bosque de los Sueños
Era un día radiante en el Bosque de los Sueños, un lugar mágico donde la luz del sol danzaba entre las hojas de los árboles y los animales jugaban libremente. En ese bosque vivía una hada llamada Lila, conocida por su risa contagiosa y su inmenso amor por la naturaleza.
Un día, mientras volaba entre las flores, encontró a un pequeño ciervo llamado Timo, que parecía estar triste.
- ¿Por qué estás tan triste, Timo? - preguntó Lila, volando hacia él con su brillo resplandeciente.
- Me siento solo - suspiró Timo - Todos mis amigos se han alejado para encontrar comida.
Lila, sintiendo un gran cariño por su nuevo amigo, le respondió:
- ¡No te preocupes! ¡Puedo ayudarte a encontrar a tus amigos! Vamos a buscar juntos.
Así comenzó su aventura. Lila y Timo recorrieron el bosque, preguntando a cada animal que encontraban.
- Hola, Conejito, ¿has visto a mis amigos? - preguntó Timo.
- Claro, fueron a buscar zanahorias por el prado - respondió Conejito alegremente.
Continuaron su camino hasta que llegaron al prado, donde el sol brillaba y el aroma de las flores llenaba el aire. Allí, encontraron a los amigos de Timo jugando a la sombra de un gran árbol. Todos estaban muy felices de reunirse.
- ¡Timo! ¡Estabas tan preocupado! - exclamó la amiga de Timo, la ardilla llamada Suri.
- Sí, pero gracias a Lila, encontré a todos - dijo Timo, sonriendo agradecido a la hada.
La felicidad se desbordó en el prado y todos comenzaron a jugar juntos. Pero de repente, el bosque se oscureció ligeramente. Una nube gris cubrió el sol, y los animales empezaron a sentirse inquietos.
- ¿Qué está pasando? - preguntó Lila, mirando hacia arriba con preocupación.
- No lo sé, pero esto no es bueno - respondió Suri, temblando de miedo.
A medida que la nube se acercaba, Lila se dio cuenta de que no era una nube cualquiera. Era un espectro de la tristeza que había llegado al bosque. Decidida a proteger a sus amigos, Lila voló en dirección a la nube y gritó:
- ¡No puedes llevarte la felicidad de este bosque! Aquí hay amor y alegría, ¡y no te lo permitiré!
El espectro se detuvo, sorprendido por la valentía de Lila.
- ¿Qué es lo que te hace creer que puedes detenerme? - preguntó el espectro con voz sombría.
- Porque el amor y la amistad son más fuertes que cualquier tristeza. - contestó Lila, firme y con determinación.
El espectro se rió, pero Lila continuó:
- ¡Mira a nuestros amigos! Están sonrientes, se cuidan mutuamente y comparten estos momentos de alegría. ¡El amor siempre gana!
Inspirado por las palabras de Lila, Timo y los demás animales se unieron a ella. Suri dijo:
- ¡Nosotros también queremos ayudar! - y comenzó a hacer piruetas, convenciendo a los demás a unirse.
Pronto, todo el prado estaba lleno de risa, juegos y bailes. El espectro empezó a desvanecerse, aturdido por la energía positiva que irradiaban los amigos.
- ¡No puede ser! - gritó, pero ya era demasiado tarde. La luz del amor y la risa lo había superado, y en un estallido de polvo de estrellas, desapareció por completo.
El bosque recuperó su color radiante y el sol volvió a brillar. Todos se abrazaron, felices de que el bosque siguiera siendo su hogar mágico.
- ¡Lo logramos! - exclamó Lila, brillando con más fuerza que nunca.
- Gracias, Lila, sos una hada increíble - dijo Timo, lleno de gratitud.
- ¡Y gracias a todos, porque juntos somos más fuertes! - añadió Lila.
Desde ese día, el Bosque de los Sueños fue conocido no solo por su belleza, sino también como un lugar donde el amor y la felicidad siempre triunfan. Lila, Timo y sus amigos aprendieron que cuando se apoyan y comparten, pueden enfrentar cualquier desafío y que cada día es una oportunidad para celebrar la amistad.
Y así, el bosque siguió lleno de risas, amor y felicidad, guardando durante siempre la magia de la unión entre sus adorables habitantes.
FIN.