El Bosque de los Sueños
En una lejana villa llamada Tierra Verde, había un hermoso bosque donde todos los animales vivían en armonía. Sin embargo, había un problema que afligía a parte de la comunidad: la distribución de la comida. Mientras algunos animales disfrutaban de la abundancia de frutas y verduras, otros pasaban necesidad.
Un día, un joven conejito llamado Pipo decidió que era hora de hacer algo al respecto. "¡No es justo que algunos tengan tanto y otros tan poco!"- exclamó Pipo. Sus amigos, la ardilla Lila y el zorro Tito, se acercaron curiosos.
"¿Qué tienes en mente, Pipo?"- preguntó Lila emocionada.
"Quiero que juntos busquemos una manera de compartir lo que tenemos. Debemos hablar con todos los animales del bosque y encontrar una solución"- respondió Pipo con el brillo en sus ojos.
Así que Pipo, Lila y Tito se pusieron en marcha y organizaron una reunión al pie del gran árbol del bosque. En ese lugar, se esperaba que todos los animales asistieran. Varios animales de la aldea llegaron, pero algunos de los más grandes y fuertes, como el oso Bruno y el ciervo Simón, eran los que tenían más frutas y verduras.
"No quiero compartir mis manzanas. Trabajé duro por ellas"- dijo Bruno con un tono de desdén.
"¡Pero todos en el bosque deberían tener suficiente para comer!"- replicó Pipo.
La tensión creció cuando Simón, el ciervo, habló.
"Con este gran árbol, también podemos crecer frutos, es solo cuestión de trabajar juntos para cosechar"- sugirió Simón.
Los animales comenzaron a murmurar, algunos apoyaban la idea, pero otros se aferraban a lo que tenían, temiendo perderlo.
"¿Y si los que no tienen nada nunca tienen una oportunidad?"- dijo Lila, intentando hacerlos reflexionar.
Ante esto, varios animales comenzaron a proponer soluciones.
"Podríamos hacer turnos para recoger la comida, así todos tendríamos lo justo", expresó una pequeña tortuga llamada Tara.
Todos comenzaron a hablar al mismo tiempo, y Pipo se dio cuenta de que la unión era su mayor fortaleza.
"¡Silencio, amigos! Escuchemos a todos. Si trabajamos juntos y compartimos lo que tenemos, podemos ayudar a los menos afortunados"- propuso Pipo, y el bosque quedó en silencio.
Finalmente, los animales decidieron probar el plan de colaborarse. Desde ese día, se establecieron turnos para cosechar, y todos sembraron semillas juntos. Con el tiempo, el bosque floreció y cada animal tuvo lo que necesitaba.
Un día, mientras disfrutaban de una hermosa jornada juntos, Lila dijo:
"Miren lo que hemos logrado! Esto se siente como un verdadero bosque de sueños"- mientras acariciaba una flor que habían sembrado en conjunto.
La comunidad de Tierra Verde comprendió que la verdadera riqueza no era tener más, sino trabajar juntos para que todos tuvieran un lugar digno donde vivir.
Así, un pequeño conejito y sus amigos habían logrado cambiar el rumbo de sus vidas y compartir la abundancia del bosque con todos los animales, creando un entorno donde la solidaridad y la cooperación siempre fueron la clave.
Desde entonces, el bosque siempre resonó con felicidad y risas, demostrando a todos que cuando compartimos lo que tenemos, creamos un lugar mejor para vivir.
FIN.