El Bosque de los Sueños Inclusivos



En un hermoso bosque lleno de colores y melodías, vivía un grupo de animales muy especiales que mostraban al mundo la importancia de ser inclusivos. Entre ellos se encontraban Tico, el conejo hipoacúsico; Luna, la tortuga autista; Bruno, el perro ciego; y Milo, el pato con dificultades motrices.

Tico, el conejo, estaba muy feliz a pesar de que no podía escuchar los sonidos del bosque. Le encantaba saltar y jugar con sus amigos. Sin embargo, a veces se sentía un poco solo porque no podía seguir las conversaciones. Por eso, siempre miraba a sus amigos con gran atención.

"¡Hola, Tico!" - saludó Milo, moviendo sus alas emocionado.

"¡Hola!" - respondió Tico moviendo sus orejas. "¿Qué están planeando hoy?"

"Queremos hacer una gran fiesta en el claro del bosque y bailar hasta que se ponga el sol", explicó Luna con una sonrisa.

"¡Qué emocionante!" - dijo Tico, moviendo su cola. "Puedo ayudar a decorar con flores y hojas."

Mientras todos se ponían de acuerdo con los planes, Bruno se acercó, guiándose por el olor de las flores.

"¿De qué están hablando?" - preguntó Bruno con curiosidad.

"De una fiesta, Bruno", respondió Milo. "¿Te gustaría venir?"

"¡Claro!" - exclamó Bruno. "Pero, ¿cómo voy a saber cuándo empieza la música?"

Milo tuvo una idea genial.

"Puedo hacerte señales. Cuando yo suba y baje mis alas, significa que la fiesta va a comenzar", dijo emocionado.

Al llegar el día de la fiesta, todos los animales del bosque estaban listos. Las decoraciones de flores y hojas hechas por Tico eran hermosas, y cada uno tenía un lugar especial para participar. Pero había un problema.

"Oh no, me olvidé de traer algo para bailar", dijo Luna preocupada.

"No te preocupes, Luna", le dijo Tico. "Podemos hacer pasos de baile que todos podamos seguir. Un baile inclusivo."

Los amigos se pusieron a pensar en cómo podrían hacer que todos pudieran participar. Tico propuso un baile que se pudiera imitar con las patas o con los movimientos de sus cuerpos. Cada uno se turnaba para mostrar sus pasos, y así todos comenzaron a seguir.

Juntos crearon un baile maravilloso que agradecía la diversidad de cada uno. Cuando llegó el momento de la fiesta, Milo comenzó a dar señales a Bruno moviendo sus alas.

"¡Es hora de bailar!" - gritó Milo, y todos comenzaron a moverse siguiendo los pasos de sus amigos.

Bruno se basaba en los movimientos de sus amigos y se dejó llevar por la energía del ambiente. Luna por su parte, se sintió tranquila observando el baile y decidía unirse en su propio estilo. Todos los animales reían y disfrutaban.

Pero, de repente, una fuerte tormenta comenzó a caer, y todos se asustaron. Los ruidos del trueno asustaron a Tico.

"¡No puedo escuchar!" - gritó Tico, asustado. "¿Qué es lo que está pasando?"

Luna se acercó a él y lo abrazó suavemente.

"Es solo la lluvia y el trueno, estamos juntos, amigo. Te cuidaré", le dijo.

"Vamos, los árboles nos protegerán", agregó Milo. "Podemos volver a nuestra casa en cuanto pase la tormenta."

Ante la incertidumbre, todos se unieron y se refugiaron en un gran árbol. Allí, comenzaron a conversar y a contar historias para calmarse.

"¿Recuerdas cuando hiciste esa pirueta en el barro, Tico?" - le preguntó Bruno.

"Sí, y terminé todo sucio", respondió entre risas. "¡Pero fue muy divertido!"

A medida que la tormenta pasó, los animales comenzaron a sentirse más tranquilos. La lluvia dejó espacio para un hermoso arcoíris.

"Miren, amigos, ¡el arcoíris!" - exclamó Milo, moviendo sus alas con alegría. "Podemos volver a la fiesta y bailar en el campo."

Volvieron al claro una vez que la lluvia cesó, y todos estaban felices de estar juntos y disfrutar de su diversidad.

"¡Qué hermoso es nuestro bosque!" - dijo Tico feliz. "Hoy aprendimos que juntos hacemos la mejor fiesta, inclusiva para todos."

"Así es", dijo Bruno sonriendo, "la amistad y el respeto son más importantes que cualquier cosa."

Y así, todos encontraron alegría en la diversidad y disfrutaron cada día juntos, aprendiendo uno del otro y celebrando sus diferencias.

Desde entonces, el Bosque de los Sueños Inclusivos no solo fue un lugar donde los animales se reunían, sino un símbolo de que las verdaderas amistades se basan en el amor, el respeto y la inclusión de todos, sin importar sus características.

FIN.

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